Miles de fieles se congregan en la Basílica de San Pedro para despedir al Papa Francisco durante tres días de homenaje y oración.

El Vaticano atraviesa días de duelo tras la muerte del papa Francisco. Desde el miércoles, el féretro del pontífice se encuentra en la Basílica de San Pedro, donde fieles de todo el mundo se acercan para despedirlo. El cardenal Kevin Farrell, encargado de la sede vacante, encabezó el traslado desde la Casa Santa Marta.
El ataúd ingresó por la puerta central de la basílica. Lo acompañaron cardenales, obispos y miembros de la Capilla Pontificia. Lo ubicaron frente al Altar de la Confesión, bajo el baldaquino de Bernini, donde también descansan los restos de San Pedro. Allí comenzó la Liturgia de la Palabra. Miles de personas comenzaron a ingresar de inmediato para presentar sus respetos.
Francisco había solicitado un funeral sencillo. Por eso, su féretro no fue colocado en un catafalco elevado, como en otros casos. Quedó sobre una rampa inclinada, con cuatro guardias suizos junto a él. Vestía una mitra blanca, una casulla roja y sostenía un rosario entre las manos. El templo permanecerá abierto hasta la medianoche durante los días de velatorio.
Se estima que más de 200.000 fieles pasarán por la basílica hasta el viernes. Esa noche cerrarán el ataúd y finalizará el velorio público. El sábado, a las 10 de la mañana, se celebrará el funeral en la Plaza de San Pedro. El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, presidirá la ceremonia. Participarán líderes religiosos, dignatarios y jefes de Estado.
Después del funeral, trasladarán los restos del papa Francisco a la Basílica de Santa María la Mayor. Allí será enterrado en una tumba austera, tal como había dispuesto en su testamento.
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