En los últimos días, se ha producido una importante filtración de documentos clasificados del Pentágono que ha sacudido a funcionarios estadounidenses, miembros del Congreso y aliados clave.
El sospechoso detrás de la filtración de documentos clasificados del Pentágono y de varias agencias de inteligencia que trascendió la semana pasada ha sido identificado como Jack Teixeira, informan fuentes gubernamentales citadas por medios estadounidenses.
The New York Times, que fue el primer medio que reveló su nombre, reporta que se trata de un joven de 21 años miembro de la 102.ª Ala de Inteligencia de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts.
Dos fuentes gubernamentales confirmaron al medio que los investigadores quieren hablar con Teixeira sobre la filtración en busca de información relevante para la investigación.
El FBI anunció que ha practicado un arresto en el caso de la filtración de documentos, informa The New York Times.
El Departamento de Defensa aún está revisando el asunto y ha tomado medidas para restringir el flujo de estos documentos altamente sensibles. El Departamento de Justicia estadounidense abrió una investigación criminal sobre la aparente filtración, mientras se realiza una evaluación de su posible impacto en la seguridad nacional. El FBI detuvo al supuesto autor de las filtraciones de documentos secretos.
Los documentos filtrados del Pentágono incluyen detalles sobre cómo EE.UU. espía a amigos y enemigos, así como inteligencia sobre la guerra en Ucrania. Los documentos incluyen múltiples referencias a información obtenida por señales secretas de inteligencia. La filtración podría poner en riesgo a las fuentes de inteligencia estadounidenses y también brindar a Rusia información valiosa sobre el estado de las fuerzas ucranianas. Los funcionarios estadounidenses y sus aliados cercanos temen que las revelaciones puedan poner en peligro fuentes sensibles y comprometer importantes relaciones exteriores.
El impacto de la filtración aún no está claro, pero podría representar la violación más grave de los secretos de inteligencia de Estados Unidos desde que el contratista de la Agencia de Seguridad Nacional, Edward Snowden, entregó a periodistas miles de documentos clasificados sobre la vigilancia electrónica del Gobierno en 2013. En este caso, la escala de la filtración es mucho más pequeña, pues se trata de docenas en lugar de miles de documentos.
Desde el Departamento de Justicia se abrió una investigación criminal sobre la aparente filtración, mientras se realiza una evaluación de su posible impacto en la seguridad nacional. Los funcionarios estadounidenses también se pusieron en contacto con los aliados internacionales de Washington para evaluar el tema. El Pentágono implementó un “esfuerzo interinstitucional” para evaluar el impacto de la filtración. El gobierno de Joe Biden está haciendo todo lo posible para identificar la fuente de filtración, pero todavía no pudo hacerlo.
Los documentos filtrados también incluyen información sobre las relaciones de EE.UU. con sus aliados, como Israel y Corea del Sur. Uno de ellos apunta a que el Mossad, el servicio de espionaje exterior de Israel, podría haber funcionado como motor de las protestas contra la reforma judicial impulsada por el gobierno de Benjamín Netanyahu, algo que la oficina del primer ministro israelí consideró el domingo que “no tiene fundamento”. Otros documentos muestran que EE.UU. supuestamente espió en marzo a altos cargos surcoreanos que estaban hablando sobre la presión que Washington había ejercido sobre Seúl para que enviara armas a Ucrania, violando la política surcoreana que tradicionalmente se niega a suministrar armas a países en conflicto.
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