Según advirtieron desde el sector de indumentaria, casi el 70% del consumo de ropa proviene del exterior.

La industria textil argentina prendió las alarmas ante el crecimiento exponencial de las importaciones de ropa en lo que va de 2025. Según un informe de la Fundación ProTejer, casi el 70% del consumo de indumentaria en el país ya proviene del exterior. La cifra represente un récord histórico desde que existen registros.
Este fenómeno se da en un contexto de fuerte apertura comercial, eliminación de regulaciones, caída de aranceles y apreciación del peso argentino. Todo esto en conjunto incentivó la llegada masiva de productos del extranjero. De acuerdo al relevamiento de ProTejer, durante el primer trimestre de este año las importaciones de indumentaria crecieron un 86% interanual en volumen. En tato, las de textiles para el hogar se dispararon un 109%.
La baja de precios de importación, con una caída del 26% interanual, es uno de los factores que explican este crecimiento.
El informe también advierte sobre la posible subfacturación en las operaciones de comercio exterior, tras la eliminación de controles y valores de referencia en Aduana. Un ejemplo que cita ProTejer es que los tejidos de punto ingresaron en el primer trimestre de 2025 con un valor FOB un 45% menor al promedio del período 2015-2024.
En este sentido, la fundación enumera otros factores que agravaron la situación del sector, entre ellos:
- Eliminación del régimen antidumping
- Falta de controles sobre sustancias nocivas en la ropa importada
- Excedente global de producción textil
- Desvío de comercio hacia países con menor regulación ambiental y laboral
Casi el 70% del consumo de ropa proviene del exterior: la baja de aranceles, en el centro del debate
Uno de los puntos más cuestionados por la industria nacional es la reciente baja de aranceles. Según el informe, esta medida “fomenta la importación de productos terminados en perjuicio de toda la cadena productiva local“. Afecta desde fabricantes de fibras y textiles hasta los confeccionistas, que no encuentran respaldo en políticas que mejoren su competitividad.
En este escenario, el sector denuncia el cierre de fábricas, pérdida de empleos y la ruptura de eslabones clave en la cadena de valor. La preocupación crece ante un mercado en el que dos de cada tres prendas que compran los argentinos ya son importadas.
No obstante, desde ProTejer aseguran que la baja de aranceles tendrá un impacto “mínimo” en los precios que paga el consumidor. Estiman que la reducción sería de apenas un 2%, mientras que una reforma impositiva sí podría generar un efecto más significativo en el valor final de la ropa.
Desde la industria piden medidas urgentes que alivien la presión impositiva y brinden condiciones de competencia más justas frente al avance de las importaciones. “Sin una política industrial activa, el sector textil está en riesgo”, concluyen.
Comentarios