El debate sobre la dietas de los senadores vuelve al centro de la polémica. Es que se vence el congelamiento y los salarios podrían alcanzar los $9 millones.
El debate sobre las dietas de los senadores vuelve al centro de la escena con el inminente vencimiento del congelamiento salarial dispuesto por la vicepresidenta Victoria Villarruel en abril del año pasado. Sin una resolución que lo prorrogue, los ingresos escalarían de manera significativa y podrían alcanzar los nueve millones de pesos.
Vale recordar que desde abril del 2024, las dietas senatoriales han sido motivo de controversia. En una sesión sin gran visibilidad, oficialismo y oposición acordaron modificar el mecanismo de actualización de sus ingresos, desligándolos de las paritarias y estableciendo un esquema de módulos que elevó considerablemente sus salarios. Además, aprobaron la denominada “dieta número 13”, un equivalente al aguinaldo que los diputados aún no perciben.
En términos concretos, cada senador percibe una dieta básica equivalente a 2.500 módulos. A eso se le suman otros 1.000, en concepto de gastos de representación y 500 más para aquellos que residen a más de 100 kilómetros de la Capital Federal. Esto significó un incremento sustancial de sus ingresos, que en abril de 2023 no superaban los $2 millones. No obstante, actualmente, debido a las sucesivas actualizaciones y paritarias, rozan los $9 millones.
En agosto pasado, ante el revuelo que generó esta situación, los senadores aprobaron un congelamiento de sus dietas hasta diciembre. Sin embargo, al finalizar el año y a pesar de las presiones públicas de Villarruel para que se extendiera la medida, la Cámara Alta no tomó ninguna decisión. Finalmente, la vicepresidenta prorrogó el congelamiento por decreto hasta el 31 de marzo, pero dejó en claro que no volverá a intervenir una vez vencido el plazo.
Se vence el congelamiento de las dietas de los senadores: la situación en Diputados
Por otro lado, en la Cámara de Diputados la realidad es diferente. Allí, los legisladores quedaron desvinculados de las paritarias desde principios de 2023 y no adoptaron ningún mecanismo para actualizar sus dietas automáticamente. La decisión quedó en manos de Martín Menem, quien aplicó estrictas medidas de control sobre los ingresos.
El año pasado, un diputado percibía $1.570.180 incluyendo gastos de representación. Con sucesivas actualizaciones —poco transparentes y sin resoluciones públicas—, en febrero de 2025 su dieta alcanzó los $4.020.110. A pesar de este incremento, la brecha con los senadores sigue siendo abismal.
En medio de estos ajustes, los empleados del Congreso se sienten los principales perjudicados. Desde diciembre de 2023 hasta la fecha, sus salarios han quedado un 65% por debajo de la inflación y se espera que la próxima paritaria contemple solo un 1% de aumento. En Diputados, además, se endurecieron las políticas de control de asistencia, obligando a los trabajadores a cumplir con horarios más estrictos y reduciendo las flexibilidades que antes compensaban las jornadas extendidas de sesiones.
El clima en el Congreso es de tensión. Muchos empleados evalúan dejar sus puestos ante la pérdida del poder adquisitivo y las nuevas exigencias laborales. Mientras tanto, los legisladores enfrentan una decisión clave sobre el destino de sus propios ingresos, una cuestión que sigue generando debate dentro y fuera del recinto.
Comentarios