En el almuerzo del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp), Mauricio Macri habló sobre la naturaleza corporativa del establishment económico argentino y recibió algunos reproches sutiles de los empresarios presentes.
La preocupación de los empresarios sobre la posibilidad de que la oposición se fracture y el economista Javier Milei gane terreno político en el país.
En cuanto a la tensión entre Macri y los empresarios, se podría decir que es comprensible, hay cierta desconfianza entre ellos, dado que Macri proviene del mundo empresarial. Tal vez porque el líder del Pro viene de ese universo y conoce bien las tentaciones que incluye y las volvió a insinuar ayer amable, pero con la desinhibición de quien ya no necesita sobreactuar: la Argentina, planteó, es corporativa porque su establishment económico vive enfrascado en intereses sectoriales. “La mía dónde está”, lo definió ahí, y después repitió la frase en el escenario. Heridas que vienen de 2019.
“Mauricio razona a partir de un prejuicio”, se quejó uno de los presentes en voz baja. En la mesa, durante la charla informal, algunos ensayaron una defensa. Le dijeron que la Argentina había cambiado para peor y que el anhelo de una economía competitiva y abierta al mundo, que todos comparten, debía incluir también reformas para que las empresas pudieran trabajar sin distorsiones y en igualdad de condiciones. Exigencias, de acuerdo, pero con algo de alivio o normalidad.
Necesitan, por ejemplo, una menor carga impositiva, mejoras logísticas, conectividad e infraestructura. La campaña electoral acaba de agregar, creen los empresarios, internas en la oposición. Las diez plagas argentinas. “El país no puede darse el lujo de otra fractura”, le dijo Funes de Rioja al invitado.
Además, la existencia de intereses sectoriales puede dificultar la implementación de políticas que beneficien a todo el país, en lugar de solo a ciertos grupos.
En cuanto a la preocupación de los empresarios sobre la fractura de la oposición y el ascenso de Milei, esto refleja una tendencia en la política argentina hacia la polarización y la fragmentación de los partidos políticos.
El expresidente se mostró más tranquilo que otras veces. Después lo interrogaron sobre Milei, otra de las inquietudes de todos para octubre, y ahí sí sorprendió con la respuesta: lo imagino disputando un ballottage con Juntos por el Cambio. Un mal presagio para un auditorio que busca exactamente lo contrario: candidatos poco propensos a dar sobresaltos.
“De todas formas, el día después de las elecciones va a haber que trabajar juntos con Milei”, le insistió Pereda a Macri. “Va a tener muchos diputados -contestó-. Y espero que ponga diputados ideológicamente sólidos y que no le pase como le pasó a quien les habla: al principio, siempre están estos vendedores de fiscalización, que te hablan de política. Vos creés que saben un montón de política y, después de que los ponés, a los diez minutos se fueron al bloque de enfrente y te cobran, y te intentan extorsionar en cada ley que querés sacar. El desafío de Milei es juntar gente realmente que represente ideas liberales puras”.
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