Usar protector solar correctamente es fundamental para proteger la piel del sol, evitar arrugas y reducir el riesgo de cáncer de piel.
Durante el verano, la mayor exposición al sol hace imprescindible adoptar medidas para proteger la piel y prevenir daños a corto y largo plazo. Especialistas en dermatología destacan que el uso de protector solar es clave, no solo por razones estéticas, sino también como medida preventiva frente al cáncer de piel y el envejecimiento prematuro. Sin embargo, persisten errores comunes que comprometen su efectividad.
Exponerse al sol entre las 11 y las 16 sin protección adecuada es uno de los principales riesgos. Durante este horario, los rayos UV son más intensos, por lo que se recomienda evitar la exposición directa o utilizar sombreros, gafas y ropa con protección UV. Además, confiar únicamente en el protector solar sin combinarlo con medidas físicas puede ser insuficiente.
Otro error frecuente es utilizar protectores con un FPS bajo o aplicarlos incorrectamente. Los especialistas aconsejan optar por FPS 50, aplicar el producto 30 minutos antes de salir y reaplicarlo cada dos horas o tras nadar. También es importante cubrir todas las áreas expuestas, incluidas orejas, cuello, pies y manos, zonas que suelen descuidarse.
La hidratación juega un rol fundamental. Consumir agua y alimentos ricos en líquido, como frutas y verduras, complementa el uso de cremas hidratantes para evitar la sequedad. Además, los labios requieren bálsamos con FPS para prevenir grietas y envejecimiento.
El daño solar no siempre es visible de inmediato, pero se acumula con el tiempo, manifestándose en arrugas, manchas y pérdida de elasticidad. Proteger la piel, incluso en días nublados, ayuda a prevenir estos efectos y reduce el riesgo de enfermedades graves como el cáncer de piel. Adoptar una rutina constante de cuidado y elegir productos adecuados son pasos esenciales para mantener la salud cutánea a largo plazo.
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