Una enfermedad silenciosa amenaza la salud de la población y la productividad del ganado en diversas zonas rurales del país.

En Argentina, la equinococosis quística, conocida como hidatidosis, representa un desafío sanitario y productivo. Es una enfermedad parasitaria que afecta al ser humano y al ganado, con un curso lento y silencioso. Los quistes que se forman en órganos como hígado y pulmones pueden crecer hasta 30 centímetros antes de provocar síntomas, complicando el diagnóstico y tratamiento oportuno.
Entre 2019 y 2023, se notificaron en promedio 470 casos anuales, mientras que en 2024 se reportaron 643; sin embargo, especialistas aclaran que este aumento refleja una mayor notificación y no necesariamente un incremento real de la enfermedad.
El parásito Echinococcus granulosus se transmite a través de perros infectados. Sus heces contienen huevos que contaminan tierra, agua, pasturas y vegetales, generando un ciclo de contagio que involucra ganado y mascotas.
El contacto directo con perros o el consumo de agua y verduras contaminadas facilita la infección en humanos, especialmente en niños. La enfermedad se perpetúa por prácticas culturales y rurales, como alimentar perros con vísceras crudas y mantener higiene insuficiente.
La prevención requiere acciones concretas: no dar vísceras crudas a los perros, desparasitarlos cada 45 días, mantener higiene en huertas y faenas, y garantizar acceso a agua segura. En humanos, el tratamiento incluye albendazol para quistes pequeños y cirugía en casos graves, aunque la tasa de finalización terapéutica es baja. En el ganado, la vacunación de ovinos y caprinos permite interrumpir el ciclo antes de que llegue a las personas.



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