En un contexto mundial de crisis de escasez de órganos es un hecho significativo para la ciencia. Es un gran avance para tratar potencialmente la insuficiencia renal terminal.

Científicos ha logrado trasplantar riñones de cerdo modificados genéticamente a un paciente de 52 años con muerte cerebral y, por primera vez, ha logrado que los órganos fueran funcionales: pudieron fabricar orina y depurar creatinina.
La investigación se publicó en la revista JAMA Surgery y supone un avance en la ciencia y en los xenotrasplantes como terapia para tratar potencialmente la insuficiencia renal terminal, abordando la grave crisis mundial de escasez de órganos renales.
Según la cirujana al frente de la investigación, Jayme Locke, de la Facultad de Medicina Heersink en la Universidad de Alabama, sostuvo: “Ha sido realmente extraordinario ver la primera demostración preclínica de que unos riñones de cerdo modificados adecuadamente pueden proporcionar una función renal normal y vital a un ser humano de forma segura y con un régimen de inmunosupresión estándar”.
Cómo fue llevado a cabo el estudio
El trasplante se realizó utilizando el “modelo Parsons”, un modelo preclínico de muerte cerebral humana desarrollado por la Universidad de Alabama para evaluar la seguridad y viabilidad de los xenoinjertos o trasplantes renales de cerdo a humano. Este lleva el nombre del donante Jim Parsons, cuya familia donó su cuerpo para avanzar en la investigación sobre xenotrasplantes de riñón.
Se trata del tercer estudio del programa con el modelo Parsons, llevado a cabo en un sujeto de 52 años de edad, que padecía hipertensión y enfermedad renal crónica en estadio 2.
Al paciente se le extirparon los dos riñones y se le suspendió la diálisis, tras lo que se le practicó un xenotrasplante compatible. Los órganos del animal albergaban diez modificaciones genéticas, cuatro genes porcinos inactivos y seis genes humanos añadidos.
En este estudio, la persona fallecida estaba estable cuando se presentó para el estudio, lo que permitió al equipo de Locke seguir la investigación durante siete días.
“En este tercer estudio pudimos demostrar la producción de orina en los cuatro minutos siguientes a la reperfusión de los riñones”, explica Locke. “De hecho, en las primeras 24 horas estos riñones produjeron más de 37 litros de orina, fue algo realmente extraordinario” precisó.
Los riñones de cerdo siguieron funcionando como lo harían en un ser humano vivo durante los siete días que duró el estudio. Los niveles de creatinina en suero sanguíneo, un producto de desecho que normalmente eliminan los riñones sanos, volvieron a niveles normales a las 48 horas y se mantuvieron a lo largo de todo el estudio.
Por último, Toby Coates, director de Trasplantes del Hospital Real de Adelaida (Australia), sugiere que la investigación “muestra la prueba de principio de que los órganos de un animal modificado genéticamente pueden sustituir la función renal humana durante una semana sin rechazo y utilizando la terapia farmacológica convencional para trasplantes renales”.
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