El club de Arroyito deberá jugar sin público el próximo partido y fue sancionado también con una multa en dólares.
Mientras Rosario Central disputaba su partido contra Caracas en Venezuela, la Conmebol expedía su fallo con la sanción al club rosarino por los incidentes sucedidos en el partido contra Peñarol en el Gigante. Este martes por la tarde el ente del fútbol sudamericano se pronunció sobre los hechos de violencia acaecidos el 4 de abril. Esa tarde – noche dejó como saldo un jugador uruguayo lastimado.
El debut de Central en la Copa Libertadores fue con triunfo y también con escándalo. En la previa el operativo de seguridad falló y con versiones cruzadas, hinchas visitantes y locales protagonizaron incidentes donde varias personas resultaron heridas tras un cruce en la tribuna de Génova.
Y la sacó barata. A esa conclusión podemos llegar si tenemos en cuenta la inédita repercusión nacional que tuvo ese partido. El lobby hizo su parte, la desinformación inicial llevó agua para el molino de algunos interesados. Y lo que era una fiesta completa terminó siendo manchada.
Rosario Central hizo su descargo y colaboró con la búsqueda de los culpables del piedrazo al jugador de Peñarol Maximiliano Olivera. Mediante un exhaustivo análisis de las imágenes de las camaras de seguridad, se identificó a Cristian P., un socio del club de 51 años que fue detenido e imputado hace algunos días.
La sanción
Después de dos semanas del hecho, Conmebol determinó la sancion a la institución: el próximo encuentro, frente a Atlético Mineiro, se jugará a puertas cerradas. Además, en la siguiente fecha, también en Rosario, no habrá hinchas canallas en el sector de la cabecera sur ante Caracas. Solo podrá haber un espacio para público visitante.
Otra de las penalidades fue la pecuniaria. El club debe pagar una multa de 55 mil dólares y el presidente Gonzalo Belloso 5 mil dólares más.
La estigmatización no dio resultado
Pese a los estériles pedidos de quita de puntos, no solo desde Uruguay sino también desde algunos medios nacionales, levantando la bandera de una cuestionable y selectiva moral, finalmente la sanción fue ejemplar y razonable; y además puede ser apelada.
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