Ya hay algunas opciones intermedias, pero este sería el primer fármaco que protegería adecuadamente frente a un desastre nuclear, sin eliminar del organismo sustancias que sí son necesarias.

El miedo a un ataque nuclear es real y ha existido desde la creación de las armas nucleares. Aunque la probabilidad de un ataque nuclear a gran escala es baja, la amenaza sigue presente.
Los fármacos que se están probando en humanos son una posible solución para proteger a las personas en caso de un desastre nuclear. Estos fármacos no eliminan las sustancias necesarias del organismo, y son la primera opción que protegería adecuadamente frente a un desastre nuclear.
Los ataques con bombas nucleares se ven como algo lejano. Tendemos a pensar que la humanidad aprendió de lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki y que no volvería a pasar algo así. Sin embargo, desde el inicio de la Guerra de Ucrania, ha vuelto el miedo a un ataque nuclear. De hecho, como ocurrió con el desastre nuclear de Chernobyl, después de que Putin amenazara con sacar sus armas nucleares, las ventas de pastillas de yodo se dispararon en las farmacias de todo el mundo. Pero este no es un remedio efectivo. De hecho, hoy en día no existe ningún fármaco suficientemente adecuado para prevenir y tratar las consecuencias de un desastre nuclear.
El uso de fármacos para proteger a las personas en caso de un desastre nuclear es una técnica que se está investigando desde hace varios años. Se han realizado estudios en animales para evaluar la efectividad y seguridad de estos fármacos, y ahora se están llevando a cabo pruebas en humanos.
Uno de los fármacos que se están probando en humanos es el filgrastim, que ayuda a proteger a las células que producen la sangre y que son especialmente vulnerables a los efectos de la radiación. Otros fármacos que se están investigando incluyen el pentoxifilina, el amifostina y la cisteína.
Aunque estos fármacos pueden ser útiles en caso de un desastre nuclear, es importante recordar que no son una solución completa. Es necesario seguir trabajando en la prevención y en la reducción de los riesgos nucleares. Además, estos fármacos no protegen contra todos los efectos de la radiación, y no deben ser considerados como una forma de justificar la existencia de armas nucleares.
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