Una por la que peleemos todos 

Por Ciro Seisas – Concejal

Admito que a veces, si, extraño hacer periodismo. Lo extraño con cariño, pienso que es una de las etapas de mi vida que más amé. Extraño como cuando uno extraña la adolescencia, la infancia. Eras doradas que atesoramos, que ya no están y que está muy bien que hayamos completado el agridulce proceso de crecer. Pensé todo esto cuando, hace días, me tocó estar en el acto de inauguración del colegio secundario Nueva Esperanza, uno de los retoños de Natividad del Señor, la escuela insignia del Padre Ignacio, en Parquefield, distrito Norte. Ayudar a madurar es (le robo el concepto a Ignacio) enseñar a despertar en cada niño, niña, cada joven, el deseo de desarrollar su potencial, sus ganas de hacer el bien, contribuir a la comunidad. Conocerse, entenderse y saber de lo que cada uno es capaz. Conectarse. Aprender y enseñar. 

Ignacio llegó en el año de la guerra de Malvinas. Lo recibió un barrio que tenía poco más de 15 años. Con su cruzada del Espíritu Santo impulsó al colegio Natividad del Señor, pero no se quedó ahí ni en tiempo ni en espacio. Se expandió. En un barrio por muchas gestiones olvidado, conocido como Churrasco (frente al Fonavi que sólo se separa de Parquefield por calle Baigorria), Ignacio propone cambiar las reglas del juego: no naturalizar. Propone llamarlo Esperanza. Y nacen los colegios primario y muy recientemente gracias al aporte de la ciudad y la provincia, el tecnológico secundario Nueva Esperanza. Pasaron más de 40 años. Diferentes gobiernos nacionales, provinciales, locales. La Esperanza sigue intacta. Ahí cerquita de otro colegio luchador contra viento y marea, como la Tomás Espora. Colegios, pibes y pibas, maestras, profes, directivos. Incansables. Que contagian. Ayudan a madurar. Conectar. Compartir. Tejer una comunidad.  Restaurar la trama que nos conecta, el tejido ese que quieren reemplazar por plata, balas, droga y muerte.

Lo que más necesitamos

Al ver esos pibes no pude evitar, creo que nos pasa a todos, no solamente que lo que más necesitamos es educación, sino que todos los que tuvimos la posibilidad de crecer en un lugar en que nos miraron, cuidaron y ayudaron a crecer, nos planteamos qué querríamos ser de grandes. Todo por hacer. Muchas posibilidades. Ya de chico quería contar lo que veía y me conmovía. Sigo haciéndolo ahora, con menos tiempo, muy a mi pesar y con otros aprendizajes en el bagaje.

Perdón si la hago larga, pero no puedo dejar de aferrarme a la imagen de los pibes. Todo vale la pena por ellos. No es una frase hecha. Todo lo malo de todo lo que no sale como quisiéramos, cada acción que se demora por “H o por B” duele porque empaña la posibilidad de que tengamos, porque las hay, más barrios Esperanza (ex Churrasco), más barrios Banana (ex Villa), más Barrio Moreno (ex Villa), más Barrio Corrientes (ex Villa La Lata). Pasarán los gobiernos, pero no puede dejar de pasar lo que está pasando: se está transformando. También están los otros: Empalme Graneros, Cullen y Sorrento, Parque Casas, Nuevo Alberdi, Las Delicias, Antártida Argentina, Cordón Ayacucho (Villa Tablada). Barrios que hace décadas piden el pavimento definitivo, abandonar las zanjas, tener servicios que son esenciales y ya forman parte de derechos adquiridos en otros sectores. En el Norte, en el Oeste, en el Sur, Sudoeste hay necesidad. Y hay una ciudad que avanza en esa dirección. Que también repara en que hay que reconstruir las principales vías de conexión de transporte en zonas céntricas. Más de 250 cuadras se están reconstruyendo  con una base de hormigón superior, duradera. Baigorria, la calle en la que nací, será avenida en Parquefield después de 40 años. Todo esto no es un invento, esto lo digo porque mucha gente (y no tiene por qué) conoce perfecto lo que pasa en su barrio y los barrios en los que se desplaza. Pero no tanto del resto. Por eso digo e insisto, se puede chequear todo, absolutamente todo acá: https://www.rosario.gob.ar/inicio/plan-de-reconstruccion-rosario

 Rosario es una ciudad tan extendida como diversa. Y hay necesidades en geografías diferentes, formas diferentes de ver las cosas. Hay necesidades, otras, pero las hay, en el Centro, que es como el embrión de la ciudad. Al Centro también había que levantarlo y a paso firme , se puede ver que se está haciendo. Se puede chequear también y no sólo porque en breve reabre La Favorita de todos los rosarinos y rosarinas. Hoy el centro de Rosario tiene ocupación plena de locales. El informe ni siquiera es de la Municipalidad: lo elabora el Colegio de Corredores Inmobiliarios. Gracias a la gente que cree y sigue creyendo en la ciudad, que invierte y contagia. No me canso de encontrarlos durante cualquiera de las recorridas en las que me toca participar tanto en Operativos Barriales como en Consejos Barriales o reuniones para estar en contacto con los vecinos. Eso también se puede chequear en mi cuenta de Instagram, historias destacadas. También tengo un mapa interactivo donde voy marcando esa cercanía. 

Todo nace, todo muere

No sólo es Pablo Javkin y equipo, intendente, no sólo es obra de una gestión. Es la ciudad la que lo está haciendo.Es decir, cada rosarino y rosarina lo está haciendo. Porque la gente pasa. Todo nace y muere en un instante. Nuestras propias vidas, al lado del universo que habitamos, son ese instante. Y a veces hacerle el juego a la desconfianza en el sistema, darle más espacio a la bronca que a la proposición, deslizarse por alguno de los filos de la cómoda grieta, nos tapa el bosque. Como nos lo tapa que a esta ciudad le hayan soltado la mano en la seguridad. En serio tuvo que morir Máximo, con 11 años, para que se reconozca la dimensión del problema que el país tiene en materia de violencia. Tienen que publicar los datos de la pobreza, que alcanza al 40% de los argentinos, para que se tome dimensión de que la crisis económica se agrava, poniendo en riesgo no solamente planes de obra, sino la subsistencia misma de 18 millones de personas en toda la Argentina? 

A lo Sarmiento, a lo Belgrano 

Martin Caparrós ensaya una entretenida “autobiografía”, ficcionada, de Domingo Faustino Sarmiento. El contacto con los textos originales del ex presidente y su rigurosidad le permiten  que a través de esa licencia poética se ponga en sus zapatos y en uno de sus pasajes ofrezca esta descripción: “Nadie es Argentino. Yo soy sanjuanino, Mitre es porteño, Urquiza entrerriano, Avellaneda tucumano, Velez Sársfield cordobés. Ninguno es argentino…Somos, menos un país que un racimo de ciudades unidas por un idioma más o menos compartido, un Dios común y diferencias irreconciliables: sus orgullos, peleas por tal o cual rincón, rencores de siglos”. Si no fuera tan cierto, sería divertido. Esto es precisamente lo que nos hace tan mal cuando nos afirmamos en esas barrancas enfrentadas de la grieta. Provincianismos del pasado de guerra civil Unitarios-Federales o partidos políticos. No comprender, todavía, que la Patria en la que dejaron la vida nuestros héroes de Malvinas es siempre CON el otro.

Aún tenemos montones de cosas en las que creer. Cosas buenas: Diputados dio media sanción al proyecto de ley que prevé la creación de juzgados y fiscalías en Santa Fe para frenar la escalada de violencia producto del narcotráfico a través de la creación de alrededor de 50 cargos para fortalecer la justicia federal de Santa Fe. Señales claras: unidos vamos a ganar todos. Algunos de los barrios que nombré más arriba y que reciben y recibirán mejoras están incluidos en una asociación compartida entre estados: Municipio, Provincia, Nación, a través de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU), del programa Renabap (Registro nacional de Barrios Populares). 

Juntos nos va mejor. Ahora, hay que ir por los 5000 policías y 400 patrulleros bien equipados que la ciudad necesita. Vamos por la inteligencia criminal para desarticular bandas. Por la consolidación de la Agencia contra el Lavado de Activos que aprobamos el año pasado en el Concejo. Mientras, que nos quede espacio para seguir creyendo y proponiendo: entre más de 100 iniciativas que presenté durante 2022 (también se puede chequear), insistimos en la coordinación de las capacitaciones para acceder al trabajo que llamamos Rosario En Marcha, en capacitaciones de diseño de ropa en los distritos con la noción de economía circular, fomentar la instalación de empresas que equilibran ganancias, medio ambiente e inclusión, llamadas empresas B. En transporte propusimos extender la red de ciclovías (hoy tiene más de 200 kilómetros) hacia donde técnicamente es posible y demandado. Creamos un consejo consultivo para concientizar y enseñar sobre disfrutar del Río en forma segura y conectada con el entorno, para generar la fuerza colectiva que tenemos que tener para frenar el ecocidio, enseñar en escuelas la importancia de no generar más basura con el programa Escuelas que Hacen Eco. O como dijimos “sacarle pibe a pibe al narco” con el programa Andamios, entre Municipio y Universidad Nacional de Rosario, que ya es una realidad. 

No puedo borrarme la cara de esos pibes y pibas. Las caras de las personas que me crucé en el barrio, con los que me detuve como siempre a conversar y contar. Ellos se quieren quedar acá, en su ciudad. No le ponen otra bandera nacional a sus sueños. Merecen todo porque dejan todo lo que tienen para dar. 

No puedo borrarme la sonrisa de Ignacio, que recibió en el acto de los colegios Nueva Esperanza y Natividad, las banderas argentinas, de Santa Fe y también la de Rosario. “Es muy muy linda, de verdad me encanta”, le dice sorprendido al intendente Javkin.  Extraño el periodismo sí, pero esto también es madurar, en el sentido en que lo cuenta Ignacio. . Me encanta el respeto y afecto, la pasión que le ponen los periodistas de los que he sido compañero durante más de 20 años en diferentes medios. Nunca falta el abrazo, la consulta. 

En el acto, las maestras sonríen y asienten que sí, que la verdad que nuestra bandera local, el emblema que agrupa barcos, peces, el puerto y una fortaleza es admirable y encantadora. Inspiradora. La ciudad que es cuna de la Bandera argentina, pergeñada por la rebeldía de Manuel del Corazón de Jesús Belgrano, sin pedirle permiso a Buenos Aires, también tiene su bandera. Una en la que tomamos conciencia de lo que valemos. Una que nos une a todos y que nos encanta. Solo nos falta creer más en ella y si es necesario, pelear por ella.

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