Si bien se sabía que era difícil que clasificara, lo más preocupante del partido de ayer fue la mala imagen que dio el equipo.
Para clasificar, la Lepra no sólo dependía de sí mismo, sino también de la combinación de varios resultados. Y si bien es cierto que ninguno de los demás partidos ayudó, no consiguió lo más importante, que era ganar. Incluso dio una muy mala imagen, quizás la más floja del ciclo Larriera.
Con un equipo sin los nombres habituales -y otros puestos en posiciones en las que no juegan-, Newell’s salió a cancha en busca de la épica. Los primeros cinco minutos mostró algo interesante, pero después le costó todo. Sufrió demasiado, no tuvo la pelota e incluso le llegaron por lo menos seis veces.
Para colmo, en las otras canchas todos los resultados eran adversos. Hasta la primera mitad, más allá de que el Rojinegro no se imponía en Florencio Varela, Boca le ganaba a Godoy Cruz, Racing a Belgrano y Lanús a Estudiantes. Eran todas malas.
Vale aclarar que con el empate el Halcón también se quedaba afuera de todo. Dependía de sí mismo y sólo una victoria le aseguraba la clasificación. Con esa ilusión llegó el gol. Después de un remate de Fernández Cedrés que dio en el palo y en la espalda del arquero, Ramos Mingo cabeceó sólo tras recibir la pelota desde un córner y puso el 1 a 0 definitivo, sentenciando el pase a los playoffs.
Newell’s no pudo hacer más nada. El partido se rompió y, si bien en la segunda mitad mostró un poco más de actitud, a los dirigidos por Larriera les faltó mucho. El DT continuará en su cargo, eso es seguro, pero tendrá que replantearse muchas cosas, sobre todo en lo que respecta al juego y el funcionamiento de su equipo.
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