La evasión fiscal en la industria molinera genera una pérdida de 240 mil millones de pesos anuales en productos derivados del trigo.

La evasión fiscal sigue siendo uno de los problemas económicos más críticos de Argentina, afectando a múltiples sectores, especialmente a la industria molinera. Según un informe de la Federación de Industriales Molineros (FAIM), se estima que la comercialización informal de trigo y productos derivados alcanza cifras alarmantes.
En particular, alrededor de un millón de toneladas de trigo circulan fuera del sistema, lo que genera una evasión de impuestos cercana a los 240 mil millones de pesos anuales. Este fenómeno afecta no solo a la recaudación fiscal, sino también a la competencia en el mercado, ya que las empresas que operan de manera legal enfrentan una competencia desleal de quienes eluden impuestos.
La evasión afecta principalmente al Impuesto al Valor Agregado (IVA), a las Ganancias y a los Créditos y Débitos Bancarios, con una fuerte incidencia en la industria molinera, que representa la mayor parte de la evasión dentro de la cadena productiva del trigo.
Además, los impactos fiscales van más allá de los números, ya que las pérdidas en recaudación podrían financiar proyectos sociales, como la Asignación Universal por Hijo o el programa Tarjeta Alimentar. A nivel provincial, los perjuicios también se traducen en la falta de recursos para financiar la salud y la educación.
El informe resalta la gravedad de la situación, señalando que esta evasión afecta la estabilidad de las pequeñas y grandes empresas que cumplen con las normativas fiscales. Los industriales exigen mayor compromiso del Estado para frenar esta informalidad, que sigue afectando las bases del mercado formal y reduciendo los recursos que el gobierno podría destinar a áreas cruciales como educación, salud e infraestructura.
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