En una jornada extensa, que duró alrededor de una semana, Guille Cantero y once personas fueron imputados por asociación ilícita y la lucha por liderar la barra.

Entre el 9 y 13 de enero de este año, Ariel “Guille” Cantero y 11 personas más fueron imputados por formar parte de una organización criminal dedicada a cometer múltiples delitos relacionados con el fútbol, incluido el cobro de dinero ilícito de la barra brava del Club Atlético Newell’s Old Boys.
La acusación incluye extorsiones, amenazas, ataques armados y el control de diversos negocios vinculados a la hinchada del club.
Cantero, fue señalado como líder de la organización criminal junto a 11 personas más fueron formalmente acusados de formar parte de una compleja estructura de asociación ilícita. Los fiscales Adrián Spelta y Franco Carbone presentaron las pruebas que dan cuenta de la participación activa de los imputados en una serie de delitos asociados con la barra brava del Club Atlético Newell’s Old Boys.
Cantero, conocido por su liderazgo en el mundo delictivo en Rosario, lo imputaron como jefe de la organización, mientras que su hermano Diego Gabriel Cantero lo señalaron como uno de los principales organizadores. Los demás imputados enfrentaron acusaciones por integrar dos facciones dentro de la barra brava: la “oficial” y la “disidente”, que disputaban el control de los negocios ilícitos relacionados con el club.
El origen y la estructura de la organización criminal
La organización criminal que lideraba Cantero no solo operaba en el ámbito deportivo, sino que se dedicaba a una multiplicidad de delitos, incluidos extorsiones a la dirigencia del club, reventa de entradas y alimentos, y el cobro de comisiones por estacionamiento y otros negocios dentro del estadio.
Las pruebas indican que Cantero, a pesar de estar recluido en el Complejo Penitenciario Federal Nº II de Marcos Paz, continuaba dirigiendo los movimientos de la barra a través de su hermano Diego Gabriel Cantero, quien era su principal nexo con los miembros de la organización fuera de prisión.
En cuanto a la estructura interna, Ariel Cantero eligió a Leandro “Pollo” Vinardi como su mano derecha para liderar la barra oficial. En la jerarquía de la facción oficial, Sabrina Ivana Barrias, pareja de Luciano Román Gallardo y su hijo Emir Rodríguez.
Fernando Noel Arriola y Mauro Ángel Travaglini también formaban parte de esta red de corrupción; los consideraban miembros de confianza, encargados de ejecutar los negocios ilícitos y las amenazas.
Por otro lado, la facción disidente, encabezada por Alejandro Nicolás Ficcadenti, también buscaba el control de la barra. En su intento de arrebatarle el poder a Vinardi, Ficcadenti contó con el apoyo de Cantero, quien, a través de su hermano Diego, le otorgó la posibilidad de disputar el liderazgo de la barra. Este conflicto derivó en una serie de ataques violentos, incluidos tiroteos y amenazas contra los miembros de la barra oficial, como lo demuestra el atentado contra el domicilio de Fernanda Corte, vocal del club, en julio de 2024.
Los delitos asociados a la barra brava
Los imputados en esta causa son responsables de una variedad de delitos graves. La acusación incluye el cobro extorsivo de dinero de la dirigencia del club a cambio de asegurar la paz en las tribunas durante los partidos de local, la reventa ilegal de entradas, y el control de las actividades en los alrededores del estadio. Además, los integrantes de la barra oficial fueron responsables de cometer actos violentos y amenazas contra jugadores, directivos y otras personas vinculadas al club con el objetivo de mantener su dominio sobre las finanzas del club.
Un caso emblemático de extorsión ocurrió cuando la barra oficial, bajo la dirección de Sabrina Ivana Barrias y Leandro Vinardi, ejecutó un ataque armado contra el domicilio de un vocal del club para presionar a la dirigencia a pagar la suma de 1.500.000 pesos. Este tipo de prácticas, sumadas a la disputa por el control entre las facciones, generó un clima de tensión constante dentro y fuera del estadio de Newell’s Old Boys.
La imputación a Ariel “Guille” Cantero y sus asociados revela la profundidad del vínculo entre las barras bravas y el crimen organizado en el fútbol argentino. La barra del Club Atlético Newell’s Old Boys, lejos de ser solo un grupo de hinchas apasionados, se presentó como una verdadera estructura criminal, capaz de generar violencia y extorsión para garantizar sus beneficios. Los fiscales, apoyados por pruebas contundentes, buscan llevar a los responsables ante la justicia, en un caso que pone en evidencia la necesidad de erradicar estas organizaciones delictivas del ámbito deportivo.
Comentarios