Un informe del Cepa revela el impacto severo de la recesión en los puestos de trabajo en los primeros meses de gestión de Javier Milei.
Desde noviembre de 2023, en Argentina cerraron 7860 empresas y se perdieron 170 mil puestos de trabajo formales en el sector privado, según un informe del Centro de Economía y Política Argentina (Cepa), basado en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT).
Impacto en grandes empresas
El estudio del Cepa señala que la mayor parte de la pérdida de empleos se concentró en las grandes empresas. En estas compañías, la cantidad de trabajadores se redujo en un 2,64%, lo que representa una pérdida de 126.244 puestos de trabajo. En comparación, las empresas con menos de 500 empleados vieron una reducción de personal del 0,88%, equivalente a 44.451 empleos.
Cierre de PYMEs
Durante los primeros meses del gobierno de Milei, cerraron 7820 pequeñas y medianas empresas (PYMEs); más otras 40 grandes empresas que también cesaron sus actividades. En total, la cantidad de empleadores que declararon trabajadores pasó de 512.357 en noviembre de 2023 a 504.497 en abril de 2024.
Centro para las grandes corporaciones
En contraste con la difícil situación de las PYMEs y los trabajadores, 23 grandes empresas, muchas de ellas con posiciones oligopólicas en sus mercados, registraron un incremento de ganancias del 50% en el mismo período. Entre estas, destacan Aeropuertos Argentina 2000, Metrogas, Pampa Energía, Aluar, Richmond, Mirgor, Arcor, Ternium, Loma Negra y Banco Macro, con niveles de rentabilidad que superaron el 40% de las ventas en el primer trimestre de 2024.
Salarios
Simultáneamente, los salarios de los trabajadores formales cayeron un 14,9% desde noviembre de 2023, mes previo a una devaluación significativa. El incremento del tipo de cambio aceleró la inflación, lo que resultó en una disminución real del ingreso de los trabajadores del 21,3% en enero de 2024. Aunque algunas negociaciones paritarias lograron recuperar parte de las pérdidas, el impacto inicial fue devastador.
Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, autores del estudio del Cepa, indican que la devaluación generó una reestructuración de precios relativos que benefició la rentabilidad empresarial a pesar de una baja en las ventas. La recesión subsiguiente ayudó a frenar el alza de precios, permitiendo cierta recuperación salarial en algunas negociaciones paritarias.
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