El equipo de Miguel Ángel Russo sigue mostrando otra cara cada vez que sale de Rosario y firmó tablas con el conjunto del “Chiqui” Tapia.
En un encuentro con más lucha que juego y con más fricción que fluidez en los circuitos de asociación con la pelota, el “Canalla” y el “Guapo” jugaron un discreto partido, el típico “gol gana”, pero ninguno marcó. No solo que no hubo goles, sino que casi no hubo intenciones de hacerlos. Fue un 0-0 grandísimo. Los creadores de ambos equipos llegaban a tres cuartos de cancha y parecían olvidarse que tenían que hacer, salvo por un disparo de Luciano Ferreyra que tapó Andrés Desabato, el arquero de Barracas, en prácticamente la única situación clara de todo el partido.
El que más buscó jugar fue Central, sobre todo en el primer tiempo, pero Barracas Central emparejó y hasta pareció algo más peligroso en el final de la primera etapa. Ambos equipos, con realidades distintas, lucharon más de lo que jugaron, y cuando jugaron lo hicieron mal. El empate fue justo.
A pesar de no haber podido sumar de a tres, y sin olvidar el contexto inevitable de cualquier visita a la casa del presidente de la AFA – con todas las suspicacias del caso – el punto le permite a Central sumar de visitante, algo que le cuesta en este torneo (independientemente del rival) y mantenerse en la parte alta, indispensable para poder clasificar a alguna Copa internacional. Las metas al inicio del certamen eran distintas, y luego de 20 fechas, es difícil opacar una campaña a la que Miguel Russo mejoró en cuanto a expectativas.
Hablando de contextos, párrafo aparte para el árbitro Luis Lobo Medina, de muy mal desempeño. Es vox populi que estas designaciones tienden a ser localistas y hoy hubo otra prueba de ello, sin justificar con esto el regular desempeño de Rosario Central cada vez que sale del Gigante.
RESUMEN DEL PARTIDO:
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