Universidad pública: el acceso de estudiantes de bajos ingresos se triplicó en los últimos 30 años

Un informe desmiente los dichos del presidente Javier Milei, quien afirmó que la universidad pública solo beneficia a la clase alta: la participación de estudiantes de bajos ingresos se triplicó y hoy se registra una paridad sin precedentes entre los distintos estratos sociales.

Foto: Periferia

Días atrás, el presidente Javier Milei aseguró que “la Universidad Pública Nacional hoy no le sirve a nadie más que a los hijos de la clase alta y los ricos”. Sin embargo, un estudio del Laboratorio de Políticas Educativas (LPE) de la Universidad Nacional de Hurlingham contradice de manera contundente esa afirmación. Según el informe, en los últimos 30 años la proporción de jóvenes universitarios de los sectores de menores ingresos socioeconómicos se triplicó, especialmente gracias a la creación de universidades en el Conurbano bonaerense.

Números

El estudio muestra que la matrícula universitaria, que en 1996 incluía solo un 8,3% de estudiantes provenientes de los sectores más pobres, alcanzó en 2023 un 21,2% de participación. Además, el aumento de la matrícula de jóvenes de ingresos medios y bajos fue acompañado de un crecimiento más moderado en los quintiles de ingresos más altos.

“En la actualidad, la composición social de la matrícula según quintiles de ingresos muestra una relativa paridad entre los diferentes estratos sociales sin precedentes en la historia de la educación superior argentina”, destaca el informe del LPE.

La expansión de la universidad pública

El informe subraya que la dinámica de expansión del sistema universitario está relacionada con decisiones políticas, particularmente con la creación de nuevas universidades en zonas desfavorecidas, como en el Conurbano. Esta política, implementada principalmente entre 2007 y 2015, permitió que muchos jóvenes de familias de bajos ingresos accedieran por primera vez a la educación superior. Además, se destaca que la matrícula de estas universidades incluye una mayor proporción de estudiantes cuyos padres no completaron la escuela secundaria o ni siquiera la primaria.

Los datos del LPE revelan que, en el último año, la participación de estudiantes de los dos quintiles de ingresos más bajos (Quintil 1 y Quintil 2) representa un 41,9% de la matrícula universitaria. Esto contrasta fuertemente con las declaraciones de Milei, quien afirmó que la universidad se había convertido en “un obstáculo para la movilidad social”.

Durante las últimas tres décadas, no solo aumentó la cantidad de estudiantes de bajos ingresos en las universidades públicas, sino que también se logró una distribución más equitativa de la matrícula en función de los ingresos familiares.

Este cambio en la composición social de los estudiantes universitarios refleja que el sistema educativo argentino sigue siendo una herramienta clave para la movilidad social.

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