En un emotivo juicio abreviado, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de Quilmes condenó a 10 años y 8 meses de prisión a una mujer policía identificada como N.C. (28), por el homicidio de un vecino quien había abusado de ella y sus hermanas menores de edad. El trágico suceso tuvo lugar en junio de 2021 en Gutiérrez, una localidad bonaerense.
La sentencia dictaminada por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” incluye la modalidad de prisión domiciliaria debido a que la acusada es madre de una niña menor de 5 años. Esta circunstancia, sumada al historial de abusos sufridos por N.C. y sus hermanas, fue tomada en cuenta por el juez Gustavo Farina.
La historia de dolor y venganza comenzó a desenredarse cuando la madre de N.C. se enteró de los abusos sufridos por sus hijas menores y escuchó las palabras decididas de N.C.: “Mami, despreocúpate, que este hijo de puta la va a pagar, le voy a dar un escarmiento, se va a tener que ir de acá”. Estas palabras, cargadas de dolor y valentía, marcaron el comienzo de un desenlace inesperado.
La mujer policía, mientras limpiaba su hogar ubicado en los fondos de la casa materna, escuchó el llanto desesperado de una de sus hermanas y decidió indagar sobre lo que sucedía. Fue entonces cuando sus dos hermanitas confesaron, entre lágrimas, los terribles abusos a los que eran sometidas por el vecino al que llamaban “tío”. Estas revelaciones despertaron recuerdos dolorosos en N.C., quien también había sido víctima de abuso por parte del mismo individuo durante su infancia.
El dolor y la angustia se apoderaron de N.C. en ese momento, recordando los momentos traumáticos de su propia infancia. Movida por una mezcla de rabia y desesperación, decidió tomar cartas en el asunto y confrontar al abusador. Con un encendedor y alcohol en mano, se dirigió a la vivienda del vecino para quemarla, con la esperanza de que él se viera obligado a marcharse. Pero cuando se encontró con el abusador, la situación se volvió violenta.
El enfrentamiento físico y verbal escaló rápidamente, y N.C. sacó el arma que llevaba consigo. Bajo una mezcla de miedo y furia, empezó a disparar, sin recordar exactamente cuántos tiros efectuó. El abusador huyó, pero segundos después, N.C. se percató de que estaba herido y yacía en el suelo. A pesar de sus intentos por ayudarlo, el vecino, identificado como Lucio Larramendi, falleció en el lugar.
La rápida intervención de testigos y la propia entrega del arma reglamentaria por parte de N.C. a la llegada de la policía, aseguraron su detención. Durante el proceso judicial, la defensa de N.C. alegó que actuó bajo emoción violenta producto de los traumas sufridos, pero el juez determinó que esa afirmación carecía de apoyo. Sin embargo, se consideró la situación de maternidad de N.C. como un factor determinante para que cumpliera su condena en prisión domiciliaria.
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