La condena fue por la autoría de los delitos de abuso sexual con acceso carnal calificado por la guarda y la convivencia. Asimismo, por la promoción a la corrupción de menores, agravada por la guarda, la edad y la convivencia.
Un hombre de treinta y dos años fue condenado a quince años de prisión. Fue hallado culpable de abusar sexualmente de una niña, quien era sobrina de su expareja. El proceso judicial se llevó a cabo en los Tribunales de la ciudad de Santa Fe.
Si bien no se reveló la identidad del hombre, fue identificado como A.B. Su condena fue resuelta por unanimidad por un tribunal integrado por Sebastián Szeifert, Pablo Spekuljak y Leandro Lazzarini. En tanto, la fiscal Alejandra Del Río Ayala, del Ministerio Público de la Acusación, precisó que los delitos ocurrieron entre abril y noviembre de 2017.
Sobre el caso
De acuerdo a lo que explicó la fiscal, los padres de la niña estaban presos. Consecuentemente, ella y sus hermanos “estaban al cuidado de una tía materna y de su pareja”. “En ese contexto, la víctima, que al momento de las agresiones transitaba su escolaridad primaria, fue abusada sexualmente en reiteradas oportunidades en la vivienda que compartían. También en el auto del abusador, cuando él la llevaba a hacer mandados”, indicó Del Río Ayala.
Además, la funcionaria aseguró que “para cometer los abusos, el condenado aprovechó que él era uno de los adultos responsables del cuidado de la niña, la confianza que había generado y la situación de convivencia con ella”. Y añadió: “La víctima era muy vulnerable no sólo por su edad, sino también porque sus padres no estaban con ella, circunstancia que fue utilizada por el abusador para provocarle miedo de ser alojada en un hogar si contaba lo sucedido”.
Según la fiscal, el abusador “le decía a la niña que si contaba a alguien de los ataques, sería llevada a un hogar y no vería nunca más a sus padres y a sus hermanos”.
Sobre la investigación, explicó que “se inició en 2022”. Esto fue “a raíz de que, recién cinco años después de los abusos, la víctima pudo contar sus padecimientos a una psicopedagoga de la escuela a la que asiste”. “Los ilícitos tuvieron la entidad suficiente para interferir en el libre y progresiva desarrollo sexual de la víctima” y remarcó que “en la actualidad, la niña sigue sufriendo las consecuencias psíquicas que producen hechos de este tipo”, sentenció.
Por su parte, A.B. fue condenado por la autoría de los delitos de abuso sexual con acceso carnal, calificado por la guarda y la convivencia. Asimismo, por la promoción a la corrupción de menores, agravada por la guarda, la edad y la convivencia.