Según un informe realizado por la Defensoría del Pueblo de Córdoba, se encontró que casi el 65% de los hogares de menores ingresos redujo sus compras en la carnicería.
La reducción de gastos en salidas, turismo, entrega a domicilio e indumentaria, son algunas de las medidas que miles de hogares están tomando para llegar a fin de mes. Pero este ajuste no solo se refleja en los consumos “no urgentes”, también se observa en la compra de alimentos.
Un reciente estudio realizado por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Córdoba reveló que casi la mitad de las familias cordobesas (49,3%) redujeron sus compras de carne vacuna en el último año debido a los altos precios de este alimento, tan importante en la mesa de los argentinos.
Entre los hogares con ingresos insuficientes para cubrir todos sus gastos mensuales, la disminución en el consumo de carne es aún mayor, alcanzando el 64,9%.
Es importante tener en cuenta que a principios de agosto, el precio de la carne aumentó incluso por encima del incremento general en la canasta de alimentos. Según diversas estimaciones, los precios al público en las carnicerías aumentaron entre un 35% y un 40% en ese momento.
Sin embargo, a mediados de septiembre, debido a una caída en la demanda interna, los precios mostraron una reducción del 15% al 20%, lo que contribuyó a mejorar ligeramente las ventas en las carnicerías.
“La baja en el consumo de carne se explica básicamente por el aumento de precios de los últimos dos meses. Y la reducción es más notoria entre las familias de menores recursos”, dijo Verónica Fernández Lípari, coordinadora del trabajo.
Múltiples reducciones
Según la especialista, las familias reemplazaron la carne de vaca por pollo y, en menor medida, carne cerdo, ambas alternativas más económicas.
El estudio de la Defensoría del Pueblo también destaca la reducción general en los gastos en golosinas y chocolates (36%), y en gaseosas y aguas saborizadas (35,1%). El resto de los alimentos mayoritariamente se mantuvieron en consumos similares los del año anterior.
Además, entre quienes tienen ingresos insuficientes se advierte una disminución y cambio específico en la compra de otros alimentos. Por ejemplo, quienes admiten haber disminuido su consumo de productos lácteos en general (43,7%), frutas y verduras (41,6%), huevos (39,2%), leche fluida (36,5%) y bebidas alcohólicas (32,6%).
Para compensar estas disminuciones, las familias con menores ingresos aumentaron la compra de alimentos de menor valor nutricional, como por caso los fideos (37,3%). “En el caso de los lácteos, las familias están reemplazando la leche fluida por infusiones, como té o mate cocido”, ejemplificó Fernández Lípari.
Menos entretenimiento
Así como la situación económica se complica y los precios siguen aumentando, los hogares se ven obligados a reducir diversas actividades relacionadas con el entretenimiento.
Por ejemplo, casi la mitad (48%) de los encuestados en el estudio realizado, afirmaron haber disminuido la frecuencia de salir a comer fuera de casa. Además, el 42,3% redujo sus planes de viaje para turismo, mientras que el 38,9% dejó de ir al cine y el 37,7% dejó de asistir a otros espectáculos artísticos y culturales.
Por otro lado, el estudio también reveló una disminución en la compra de ropa y calzado, en un 49,9% de los casos consultados.
“La gente hace ya cuatro años que se está ajustando, reduciendo los consumos menos urgentes. Ahora, con la nueva crisis, ese fenómeno se intensifica”, sumó Fernández Lípari.
Métodos de ahorro
Más allá de las reducciones en las compras, en el 70% de los hogares cordobeses también admitieron que están implementando diversas estrategias para ahorrar en el consumo de alimentos y bebidas.
Por ejemplo, el 86,6% ahora busca más ofertas y promociones en supermercados y almacenes. Además, el 76% está optando por marcas más económicas en lugar de las de primera calidad.
Por otro lado, el 73,7% compara los precios en diferentes negocios antes de decidir dónde comprar, mientras que el 73,4% aprovecha los descuentos disponibles según la forma de pago (efectivo, crédito o débito).
Caída en el consumo “PER CAPITA”
Según los datos proporcionados por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), en junio de 2023 (el dato más reciente disponible), el consumo de carne vacuna en Argentina llegó a 50,8 kilos per cápita al año.
Este valor representa uno de los niveles más bajos de los últimos 10 años, ya que en junio de 2013 el consumo de carne en Argentina era de 60,7 kilos por persona al año. Esto significa que en una década se ha registrado una disminución del 16,3% en el consumo de carne.