Nick Nolte supo ser un emblema de Hollywood y hasta uno de los galanes más requeridos de la industria, sin embargo las adicciones lo deterioraron.
Nick Nolte, actor estadounidense conocido por haber sido nombrado “el hombre más sexy de Hollywood” en 1992 por la revista People, refleja un camino marcado por la lucha contra adicciones y transformaciones personales. Es que recientemente se filtraron algunas fotografías donde se lo ve muy cambiado a sus 83 años. A pesar de su presente, en el que la vida parece haberle pasado factura, su legado en la industria cinematográfica perdura.
Desde su juventud, Nolte mostró un talento notable para la actuación, aunque su carrera académica se vio truncada por su falta de disciplina. Antes de dedicarse de lleno al mundo actoral, brilló en deportes como el fútbol americano. Su verdadero despegue en la actuación llegó en la década de 1970, cuando se sumergió en el teatro y la televisión, destacándose en la miniserie “Rich Man, Poor Man” de 1976.
Durante las décadas de 1980 y 1990, Nolte se consolidó en el cine con papeles memorables en filmes como “48 horas”, “Bajo fuego” y “El príncipe de las mareas”, donde compartió créditos con Barbra Streisand. Sin embargo, su ascenso a la fama fue opacado por su batalla con el alcohol y las drogas, que comenzaron a afectar tanto su vida personal como profesional.
A pesar de su talento, Nolte enfrentó críticas de colegas, incluso siendo calificado por Julia Roberts como “una persona repugnante”, mientras que Robert Redford lo describió como “inteligente, talentoso y completamente indisciplinado”.
Sobrio y retirado
Reconociendo la gravedad de su situación, Nolte buscó ayuda y se sometió a múltiples tratamientos de rehabilitación. Aunque enfrentó recaídas, siguió persistiendo en su lucha por la sobriedad.
Esta experiencia ha impregnado sus actuaciones de una autenticidad profunda, permitiéndole interpretar personajes que reflejan sus propias batallas internas. Hoy, Nolte no solo es un símbolo de talento, sino también de resiliencia en un entorno cinematográfico en constante cambio. No obstante, desde lo estético luce irreconocible.
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