La demanda interna de carne vacuna alcanzó mínimos históricos mientras que los precios de exportación se desploman, generando crisis en los frigoríficos.
El consumo de carne vacuna llegó a su nivel más bajo en más de un siglo, mientras que los precios en el mercado externo también sufrieron una caída significativa. Esta situación está afectando gravemente a toda la cadena de ganados y carnes, que enfrenta un mercado en contracción y reacomodamiento.
Mercado interno y exportación
Sebastián Bendayán, gerente de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe (Cafrisa) explicó que “cuando uno de los dos mercados, sea el doméstico o el externo, se retrae, el otro compensa, pero ahora no está pasando esto”. La histórica demanda del sector de suprimir los mecanismos de administración del comercio exterior fue respondida por el nuevo gobierno, pero los resultados no son los esperados. Bendayán señaló que “hay una fuerte retracción del consumo doméstico, que es el principal destino de nuestra faena”, y que en la exportación los ingresos cayeron entre un 30% y 35%.
El directivo explicó que la falta de competitividad en el tipo de cambio respecto a los competidores del Mercosur y las persistentes retenciones a la exportación son las principales razones de esta caída. En el mercado interno, la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores es la causa principal de la disminución en la demanda.
Datos y pedidos
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indicó que el consumo aparente de carne bovina en los primeros cinco meses del año está en su nivel más bajo en décadas, con una caída del 14% respecto al año pasado. Actualmente, el consumo interno representa el 69% de la producción de carne, la proporción más baja desde 1990. Se proyecta que en 2024 el consumo anual de carne vacuna por habitante sea de solo 44,8 kg, un nivel similar al de principios del siglo pasado.
Estos datos contrastan con el año pasado, cuando el consumo aparente fue el mayor en cinco años y las exportaciones alcanzaron su segundo mejor registro anual desde 1990. El mercado externo creció en volumen, con el 70% de las ventas de carne argentina destinadas al mercado asiático, aunque los precios disminuyeron.
Debido a esto, el sector cárnico pidió una reducción del 9% en las retenciones a la exportación. Bendayán subrayó la necesidad de “establecer políticas a largo plazo que permitan tener un mayor rodeo, ya que hoy tenemos la misma cantidad de ganado que hace cuarenta años”. También instó a revisar los costos de toda la cadena, señalando que “las subas de impuestos, tarifas y combustibles impactan directamente en el valor en góndola”. Además, aseguró que el sector “está trabajando con capacidad ociosa”.
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