Explorando las fronteras de la inteligencia artificial: “extinción o inmortalidad”

Desde su lanzamiento a finales de noviembre de 2022, ChatGPT, el chatbot impulsado por inteligencia artificial (IA) desarrollado por OpenAI, se ha convertido en la aplicación de internet con el crecimiento más rápido de la historia. En tan solo dos meses, ha logrado alcanzar la asombrosa cifra de 100 millones de usuarios activos, superando el récord de TikTok, que tardó nueve meses en lograrlo, y de Instagram, que necesitó dos años y medio, según datos de la empresa de monitoreo tecnológico Sensor Town.

Impacto de la IA generativa

La masiva popularidad de ChatGPT ha despertado todo tipo de discusiones y especulaciones sobre el impacto que la inteligencia artificial generativa está teniendo y tendrá en nuestro futuro cercano. Los textos e imágenes generados por IA, como ChatGPT, DALL-E, Bard y AlphaCode, son tan indistinguibles del trabajo humano que miles de personas ya los han utilizado para reemplazar sus tareas habituales. Esto ha llevado a una revolución en los recursos humanos, con empresas como IBM anunciando que dejarán de contratar personas para cubrir cerca de 8.000 puestos de trabajo que podrán ser manejados por IA.

El desarrollo de la IA se divide en tres etapas: la Inteligencia Artificial Estrecha (ANI), la Inteligencia Artificial General (AGI) y la Súper Inteligencia Artificial (ASI).

Primera etapa

La Inteligencia Artificial Estrecha (ANI), se refiere a sistemas de IA que están diseñados para realizar tareas específicas dentro de un rango predefinido. Estos sistemas pueden igualar o superar la inteligencia y eficiencia humana en su área específica, pero no pueden realizar otras tareas fuera de ese ámbito. Un ejemplo de ANI son los programas de ajedrez que utilizan IA, capaces de vencer al campeón mundial de esa disciplina. ChatGPT, en su forma actual, se encuentra en esta etapa, ya que está diseñado para generar respuestas de texto basadas en la entrada del usuario.

Segunda etapa

La segunda etapa es la Inteligencia Artificial General (AGI), donde las máquinas adquieren capacidades cognitivas a nivel humano y pueden realizar cualquier tarea intelectual que realiza una persona. También se conoce como “IA fuerte”. Aunque aún no hemos alcanzado la AGI, algunos expertos creen que estamos cerca de lograrlo. La AGI tendría la capacidad de comprender y aprender cualquier tipo de información, así como de adaptarse y aplicar ese conocimiento a diferentes situaciones. Sin embargo, el desarrollo de la AGI plantea desafíos éticos y de seguridad, ya que una IA con capacidades similares a las humanas podría tener un impacto significativo en la sociedad.

Tercera y última

La tercera y última etapa es la Súper Inteligencia Artificial (ASI), que ocurre cuando la inteligencia sintética supera a la humana. La ASI se caracteriza por un intelecto mucho más inteligente que los mejores cerebros humanos en prácticamente todos los campos, incluida la creatividad científica, la sabiduría general y las habilidades sociales. Aunque la ASI aún no se ha logrado, su desarrollo plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de la humanidad y la relación entre las máquinas y los seres humanos.

El desarrollo de la Inteligencia Artificial Súper Inteligente (ASI) plantea un debate fundamental sobre el futuro de la humanidad.

Extinción o inmortalidad

En términos generales, existen dos campos de pensamiento en relación a la ASI: aquellos que creen que esta superinteligencia será beneficiosa para la humanidad y aquellos que creen todo lo contrario.

Por un lado, los defensores de la ASI argumentan que esta tecnología tiene el potencial de resolver problemas complejos y globales que actualmente desafían a la humanidad. Se cree que una superinteligencia podría encontrar soluciones innovadoras para enfermedades incurables, el cambio climático, la pobreza y otros desafíos sociales y ambientales. Además, se argumenta que la ASI podría mejorar la calidad de vida, aumentar la eficiencia en diversos campos y permitir avances científicos y tecnológicos sin precedentes.

Por otro lado, existen aquellos que tienen una visión más pesimista sobre la ASI. Estos detractores plantean preocupaciones sobre el control y la seguridad de una “superinteligencia”. Se argumenta que una ASI incontrolable o con metas y valores diferentes a los humanos podría representar un riesgo para la humanidad. Se teme que la ASI pueda volverse autónoma y actuar en contra de los intereses humanos, lo que podría llevar a consecuencias negativas, como la subyugación de los seres humanos o incluso la extinción de la humanidad.

Es importante destacar que estas perspectivas no son mutuamente excluyentes y que existen diferentes matices y opiniones dentro de cada campo. El debate sobre los riesgos y beneficios de la ASI es complejo y multidimensional, y se están llevando a cabo investigaciones y debates éticos para abordar estos desafíos.

En última instancia, el futuro de la ASI y su impacto en la humanidad dependerá de cómo se desarrollen y se implementen estas tecnologías, así como de las decisiones éticas y políticas que se tomen en el proceso. Es fundamental que se realicen investigaciones y se establezcan marcos regulatorios adecuados para garantizar un desarrollo seguro y beneficioso de la ASI, teniendo en cuenta tanto los riesgos como las oportunidades que presenta.

Redacción: RLC Noticias

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