Luego de los episodios de violencia por parte de la barra brava contra los jugadores del Fortín, el mandamás de la institución, Sergio Rapisarda, dio un paso al costado.
Vélez Sarsfield atraviesa una de las crisis deportivas e institucionales más grandes de su historia y está en ebullición. Se encuentra a solo dos puntos del descenso, la barra está al mando del club, invadiendo la concentración de los jugadores y golpeando a algunos juveniles y con los socios pidiendo enérgicamente la renuncia de la comisión directiva. El club de Liniers se desangra y necesita un golpe de timón urgente.
Es por esto que en horas de la tarde de este lunes el presidente Sergio Rapisarda pidió licencia por tiempo indeterminado para descomprimir la situación. La solicitud fue decidida afirmativamente en una reunión de emergencia por parte de la comisión directiva en las oficinas de la sede del club en Avenida Juan B. Justo.
El periodista Alexis Szewczyk comunicó que además de Rapisarda, el vicepresidente primero del club también se apartó de su cargo: “Me dicen que sería un pedido de licencia, lo que hacen tanto Rapisarda como Diego González. El que quedaría al frente de la institución es el vicepresidente segundo, Adrián Peláez, quien también fue víctima de amenazas”.
“Parte de lo que denuncian los jugadores es que los que les interceptaron los autos y estuvieron más violentos con ellos, son gente que suelen ver en la Villa Olímpica. Sospechan que hay cierta connivencia de la dirigencia“, cerró Szewczyk.
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