El caso abriría la puerta al escrutinio de otros senadores con problemas legales, generando un efecto dominó que preocupa a varios sectores.
El Senado intenta determinar el futuro del legislador peronista Edgardo Kueider, que fue detenido en Paraguay con más de USD 200.000 no declarados. Con su expulsión quedaría una banca vacía que, al ser reemplazada, podría ser aprovechada favorablemente por alguno de los partidos.
El kirchnerismo exige la expulsión de Kueider para reemplazarlo con Stefanía Cora, una referente de La Cámpora. Otros sectores, en cambio, temen ceder una banca estratégica que fortalecería al bloque cristinista en la Cámara alta, acercándolo al quórum propio.
La situación ha generado tensiones entre los distintos bloques. Algunos oficialistas critican la rapidez con la que el kirchnerismo busca la expulsión, recordando la defensa previa de figuras cuestionadas como el exgobernador José Alperovich.
Desde la oposición, Luis Juez expresó su malestar, calificando a Kueider como una mancha para el Senado y abogando por su remoción. Mientras tanto, el PRO se reunirá para definir su postura, y algunos radicales ven en esta crisis una oportunidad para reposicionarse políticamente.
La vicepresidenta Victoria Villarruel, como titular del Senado, enfrenta el desafío de mediar entre las distintas posiciones. La remoción de Kueider requiere quórum y una mayoría especial de dos tercios, complicando los tiempos y las posibilidades de resolución rápida.
Kueider, electo en 2019 bajo el kirchnerismo y distanciado de este espacio desde febrero de 2023, se unió al interbloque Provincias Unidas, cercano al Gobierno. Así, el Senado se encuentra dividido entre resolver el caso para evitar mayores daños institucionales o manejarlo con cautela para no fortalecer al kirchnerismo. Las próximas horas serán cruciales para definir no solo el futuro de Kueider, sino también el equilibrio de poder en la Cámara alta.
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