El turrón, dulce tradicional navideño, puede ser delicioso, pero sus excesos afectan nuestra salud si no se consume con moderación.
Durante las celebraciones navideñas, la comida suele ser uno de los principales atractivos, pero también una fuente de exceso calórico. Por ejemplo, platos como el lechón, el cordero y las ensaladas con mayonesa son comunes en las celebraciones. Además, los dulces tradicionales como el pan dulce y las bebidas alcohólicas, como el champán o la sidra, complican el balance nutricional.
El turrón, un dulce tradicional delicioso, destaca por su alto contenido de azúcares y grasas saturadas. Según Julia Zumpano, nutricionista cardíaca, esto puede generar malestares como pesadez y picos de glucosa si se consume en exceso.
En Argentina, los turrones más populares son el blando de almendra y el duro. El turrón blando destaca por su textura suave y su sabor dulce debido a los azúcares, las almendras, los aceites vegetales y la miel.
El turrón duro, aunque más firme y rico en proteínas, también contiene altas cantidades de azúcares. Aunque los frutos secos aportan vitaminas y minerales importantes, el exceso de azúcares refinados y calorías vacías reduce sus beneficios.
El consumo excesivo de turrón en las fiestas puede generar efectos inmediatos como hinchazón, acidez y aumento de peso. Si este hábito persiste, los riesgos a largo plazo incluyen obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares debido al incremento de colesterol y triglicéridos. Por ello, es importante moderar su consumo y considerar alternativas más saludables, como turrones elaborados con ingredientes naturales, sin azúcares refinados ni grasas trans.
Una opción más saludable sería un turrón casero que incorpore frutos secos, frutas deshidratadas y especias naturales. Una receta sugerida incluye dátiles y arándanos, lo que permite disfrutar de este dulce tradicional sin remordimientos y con un aporte nutricional más equilibrado.
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