Guido Herrera y Lautaro Morales, de Talleres de Córdoba, tuvieron que declarar tras el partido entre el equipo argentino y San Pablo.
Este miércoles se enfrentaron San Pablo y Talleres de Córdoba por la última fecha de la fase preliminar del grupo B. Ambos equipos, ya clasificados a octavos de final, jugaban solo para cumplir con el calendario, sin embargo, lo deportivo pasó a un segundo plano.
Es que al finalizar el primer tiempo, los jugadores del equipo argentino fueron a reclamarle al árbitro Jhon Ospina por el penal que le hizo repetir a San Pablo. El remate había sido atajado por el guardameta cordobés, pero el referí sostuvo que estaba adelantado y ordenó que se vuelva a patear.
Asi, Moura puso el 1-0 cuando se jugaba tiempo adicional. Luciano cometió una dura infracción sobre Ramón Sosa que debía ser sancionado con penal para Talleres. No obstante, Ospina no pitó. Guido Herrera fue a discutir y ahí se armó el revuelo.
En el medio del tumulto, cuando los futbolistas se iban al descanso, un policía golpeó a Lautaro Morales, causando la reacción de Herrera y los demás compañeros de equipo.
El segundo tiempo se jugó en el marco de un partido pesado por el nerviosismo y la tensión después de lo ocurrido en el entretiempo.
Al terminar el encuentro (fue derrota por 2-0 para la “T”), el arquero Guido Herrera manifestó frente a los micrófonos:
“Son cosas que no tienen por qué suceder, yo estaba hablando con el árbitro sobre el penal que se repitió y pasó lo de la reacción. Él después me confirmó que hubiese hecho lo mismo en mi lugar, que es defender a un compañero”.
Siempre lo mismo en Brasil
“Me llamó la atención con la frialdad que lo hicieron, pero siempre es lo mismo, cada vez que los equipos argentinos vienen acá se van de esta manera y los protagonistas de la fiesta del fútbol son otros”, agregó el jugador.
Herrera, Lautaro Morales y Juan Portilla fueron demorados después del duelo y prestaron declaración a la policía paulista.
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