Existen diversas propuestas de economistas de la derecha liberal que contemplan la dolarización de la economía argentina, pero también hay críticas y propuestas alternativas. Pero el debate correcto del tema mismo es el diseño o forma de llevarla adelante.
Es difícil predecir con certeza cómo cambiaría el precio del dólar si Argentina decidiera abandonar el peso, pero ya en el punto de la decisión tomada, lo trascendente sería como llevarla a cabo o desarrollar la misma.
Una de las propuestas más radicales es la del libertario Javier Milei, quien prometió que, de ser elegido presidente, dolarizará la economía y cerrará el Banco Central. Según Milei, los precios se fijarían en dólares y se autorizaría la banca off shore libre y verdadera, lo que permitiría a la gente depositar sus dólares fuera del país. Quienes quisieran pagar en pesos deberían acordar un tipo de cambio de mercado.
Otra propuesta, presentada por la Fundación Libertad y Progreso, contempla un regreso al esquema de convertibilidad, pero a diferencia del esquema de Domingo Cavallo en los 90, que usaba las reservas del Banco Central, se propone que los dólares estén depositados en un fideicomiso en el Banco de Pagos de Basilea, conocido como “el banco central de los bancos centrales”. La idea es que las personas podrían usar dólares o pesos en un esquema de bimonetarismo.
Aldo Abram, director de Libertad y Progreso, destaca que el “punto débil” del esquema es lograr que la gente crea en el programa. La razón por la cual los dólares deberían estar en un fideicomiso en el exterior, según señala Abram, es para evitar que una vez iniciada la caja de conversión sea difícil desarticularla. Tampoco sería una medida inmediata. El plan prevé primero acumular reservas internacionales suficientes con algún préstamo o swap de monedas.
En cuanto a la pregunta de cómo afectaría la dolarización al precio del dólar, es importante tener en cuenta que la demanda y oferta de la moneda estadounidense en el mercado argentino dependerá de varios factores, como la confianza en el programa económico, la estabilidad política y económica, y las tasas de interés.
En el caso de la propuesta de convertibilidad de Libertad y Progreso, Aldo Abram recuerda que cuando se puso en marcha la convertibilidad en los 90, “se triplicó la demanda de pesos”. Por eso considera que el éxito del esquema dependerá de que la gente confíe en él.
Cual sería el proceso para llevarla a cabo:
En primer lugar, se debe tener en cuenta que la dolarización es un proceso complejo que requiere un enfoque cuidadoso y una planificación detallada. Según Emilio Ocampo, economista y coautor del libro “Dolarización, una solución para la Argentina”, la dolarización debería ser implementada por un nuevo gobierno que tenga un claro mandato electoral, que dolarice y anuncie un conjunto claro de reformas. Cuando los gobiernos hacen anuncios creíbles, el mercado reacciona, lo que podría ayudar a estabilizar la economía argentina.
En segundo lugar, se debe establecer un tipo de cambio de mercado que refleje la interacción libre entre oferta y demanda de dólares. Esto significa que el tipo de cambio debe ser determinado por el mercado, y no por el gobierno. La dolarización se tiene que hacer a un tipo de cambio de mercado que refleje la interacción libre entre oferta y demanda de dólares, no a un tipo de cambio disparatado.
En tercer lugar, se deben abordar las objeciones y respuestas a la dolarización. Una de las objeciones más comunes es que la dolarización sería inconstitucional, porque violaría el artículo 75 de la carta magna, que dispone la existencia de un “banco federal para emitir moneda y fijar su valor”. Sin embargo, según Ocampo, se trata de una objeción superable, ya que la Constitución habla de atribuciones, no de “mandato”. Además, la objeción del “área monetaria óptima” podría aplicar a la propia Argentina actual, en que habitantes y economías de distintas provincias están expuestos a contingencias económicas muy diferentes.
En cuarto lugar, se debe tener en cuenta que la dolarización tiene costos y beneficios. La misma tiene el potencial de estabilizar la economía argentina y proteger a los ciudadanos de la inflación, pero también puede tener efectos negativos en la economía, como la pérdida de control sobre la política monetaria y la falta de flexibilidad para ajustar la economía a las fluctuaciones económicas, prácticas que hasta el momento se llevaron a cabo de forma irresponsable y liberal. Es importante que el gobierno considere cuidadosamente estos costos y beneficios antes de implementar la dolarización.
En quinto lugar, se debe tener en cuenta que la dolarización no es la única solución posible para estabilizar la economía argentina. El problema central argentino no pasa por lo comercial sino por lo financiero, y los flujos financieros pasan por el dólar. Partiendo de ese supuesto, de que es imposible o improbable que haya Banco Central independiente, no nos quedan muchas variantes. Hay que hacer una reforma monetaria, el peso ya no existe. Hay que crear moneda nueva o adoptar otra, y la realidad es que los argentinos ya adoptaron el dólar.
La realidad, es difícil predecir con certeza cómo afectaría la dolarización al precio del dólar en Argentina, ya que dependerá de varios factores, lo fundamental del éxito o fracaso es el proceso con que se llegue al mismo, priorizando los aspectos básicos del día a día del ciudadano.
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