En consecuencia de la muerte de un mono en el país vecino, autoridades sanitarias de ambas provincias activaron protocolos de prevención.
En Río Grande do Sul, al sur de Brasil y a aproximadamente quinientos kilómetros de la frontera con Argentina, la muerte de un primate generó preocupación en las provincias porque hacía cinco años que no se reportaban casos en animales y quince en personas.
En el mes de junio, durante la revisión sanitaria animal, autoridades brasileñas reportaron la muerte de setenta y tres monos en veintiséis municipios. Tomaron sesenta y seis muertas y solamente en dos se detectó el virus de esta fiebre y uno murió. Se trata de los monos carayá o aulladores negros y dorados y los aulladores rojos: son muy sensibles al virus y, al ser picados por algún mosquito portador, mueren rápidamente. En este sentido es que se dice que actúan como centinelas, ya que su presencia indica no hay virus en la zona.
“Tenemos conocimiento de un solo animal fallecido y por lo tanto se comenzaron a reforzar las medidas preventivas. Más que nada debemos transmitirle tranquilidad a la población ya que la vacuna contra la fiebre amarilla está dentro del calendario. La población debe estar tranquila, ya que en la provincia hay vacunas”, indicó María Silvia Rodríguez, directora de la Zona Sur de Salud de Misiones.
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