Cada vez más parejas usan la IA para enfrentar conflictos emocionales y redefinir la comunicación en sus relaciones.

El crecimiento de la inteligencia artificial transformó ámbitos laborales, educativos y también afectivos. Cada vez más personas la integran a su vida privada y la utilizan para enfrentar conflictos sentimentales. De acuerdo con el especialista Joan Cwaik, cerca del 30% de las parejas recurren a herramientas como ChatGPT para pedir orientación emocional o resolver desacuerdos. Esta tendencia se repite en distintos países y crece con rapidez entre los jóvenes.
Cwaik explicó que la IA se convirtió en una especie de “tercero neutral” que ayuda a dialogar sin confrontaciones, aunque advirtió sobre sus límites. La inteligencia artificial ofrece consejos coherentes, pero no comprende los matices ni las emociones que surgen en una relación. Según el experto, delegar decisiones en un algoritmo puede generar dependencia y evitar la responsabilidad personal frente a los conflictos.
Desde la psicología, Violeta Laurenti coincidió en que el fenómeno responde a una necesidad social de inmediatez. Señaló que muchas personas buscan soluciones automáticas y pierden el proceso emocional que implica reparar un vínculo. A su juicio, entregar la gestión de las emociones a una máquina puede volver las relaciones menos auténticas y más frágiles.
Ambos especialistas coinciden en que la IA llegó para quedarse. Sin embargo, consideran esencial mantener la dimensión humana en la comunicación. Cwaik cree que la convivencia entre emociones y algoritmos será inevitable, aunque advierte que el desafío radica en no permitir que la tecnología reemplace la conexión real. En definitiva, las herramientas digitales pueden orientar, pero nunca sustituir la experiencia de comprender y amar sin guiones.



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