Rusia afirma haber descubierto una vasta reserva de petróleo y gas en una zona que Argentina reclama y genera inquietud a nivel mundial.

Según informes del diario británico The Telegraph, esta reserva se estima en alrededor de 511 mil millones de barriles de petróleo. Esto quiere decir que es diez veces superior a la producción total del Mar del Norte en los últimos cincuenta años o dos veces las reservas de petróleo de Arabia Saudita.
El hallazgo tuvo lugar tras exhaustivos estudios realizados por el buque Alexander Karpinsky, operado por Rosgeo. Se trata de una agencia rusa especializada en la búsqueda de reservas minerales para su explotación comercial a nivel global.
Según dieron a conocer, estas reservas se encuentran en el Territorio Antártico Británico (BAT), un área de 1.709.400 km² que se superpone con los reclamos territoriales de Argentina y Chile, así como la presencia de otros cuatro países: Australia, Nueva Zelanda, Francia y Noruega. La situación se complica debido al Tratado Antártico de 1959, que cuenta con la firma de 56 países, incluyendo Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Sudáfrica y la Unión Soviética.
¿Qué sostiene el tratado?
El tratado establece que ninguna nación ejerce soberanía en la Antártida, y solo siete países tienen reclamos en la región. Además, el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, implementado a finales de la década de 1990, prohíbe la explotación de recursos subterráneos, medidas militares y ensayos de armas en la región, con el fin de mantener la paz y preservar la Antártida como una reserva natural dedicada exclusivamente a la investigación científica.
Sin embargo, este reciente descubrimiento plantea un desafío a esta normativa. Se teme que la posible flexibilización del tratado o su incumplimiento por parte de Rusia u otro país pueda desencadenar problemas ambientales y militares, generando tensiones y posibles conflictos armados en un futuro próximo.
La comunidad internacional observa de cerca esta situación ya que el futuro de la Antártida como reserva natural y zona de paz podría estar en peligro. Esto, sin dudas, abriría un debate crucial sobre la protección y preservación de este valioso ecosistema.
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