Los xenobots son robots biológicos creados con células vivas y tecnología de inteligencia artificial.
Estos robots miden alrededor de un milímetro y están hechos de moléculas y células, lo que les da una apariencia similar a una pequeña bola de carne rosada.
Los científicos utilizaron células de la piel para dar estructura al robot y células del corazón para producir movimiento a través de las pulsaciones. Estos tienen la capacidad de regenerarse autónomamente, lo que significa que pueden curarse a sí mismos después de sufrir daños.
Estos diminutos robots biológicos pueden ser diseñados para automatizar tareas y adaptarse a medios orgánicos. Los científicos de las universidades estadounidenses de Vermont y Tufts crearon los primeros xenobots en 2020 utilizando células de ranas. Pueden moverse hacia un objetivo, recoger una carga útil y curarse a sí mismos después de ser cortados. También llegarían a “reproducirse” colocando células madre en sus bocas, lo que les permite convertirse en nuevas máquinas biológicas.
Los xenobots tienen múltiples aplicaciones en la medicina y el medio ambiente. En la medicina, podrían ser utilizados para diseñar una variedad de terapias personalizadas, como la entrega de medicamentos específicos a células cancerosas, reparar tejidos dañados o para la regeneración de órganos.
En el medio ambiente, podrían emplear para la limpieza de microplásticos en los océanos, en la eliminación de contaminantes en el agua y en la tierra, para la detección de sustancias tóxicas en el medio ambiente.
En general, los xenobots tienen un gran potencial en la medicina y en el medio ambiente, y su investigación y desarrollo continúa avanzando para explorar nuevas aplicaciones y posibilidades.
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