Hoy, 22 de febrero, se conmemoran doce años desde la dolorosa tragedia ocurrida en la estación de Once. Significó un antes y un después en la historia argentina.
El 22 de febrero de 2012, un tren repleto de pasajeros impactó contra el andén, dejando un saldo de 51 muertos. La causa principal de este trágico suceso fue la negligencia y la falta de mantenimiento de los equipos de frenado, así como una gestión ferroviaria deficiente.
A lo largo de estos 12 años, se llevaron a cabo dos juicios orales en los que más de 20 funcionarios y directivos de la empresa ferroviaria fueron condenados. Sin embargo, sorprendentemente, ninguno de los condenados cumple pena en un penal en la actualidad.
La formación involucrada en el accidente, identificada como “chapa 16”, contaba con 50 años de antigüedad y presentaba deficiencias técnicas significativas. La empresa Trenes de Buenos Aires S.A. (TBA), responsable en ese momento, era objeto de críticas constantes debido a las fallas y demoras que afectaban a los usuarios diariamente.
La cronología
El maquinista que conducía el tren, Marcos Córdoba, asumió el control en Castelar, relevando a Leonardo Ariel Andrada. El tren, que había estado en el taller semanas antes del accidente, presentaba graves problemas en los frenos. Tenía solo la mitad de los compresores necesarios funcionando.
El recorrido desde Caballito hasta la estación de Once se realizó a máxima velocidad pese a la gran cantidad de pasajeros a bordo. A 300 metros antes de llegar al andén 2, donde debía finalizar su recorrido, Córdoba desactivó el “hombre muerto”, una medida de seguridad que habría evitado el siniestro.
A pesar de los esfuerzos por rendir homenaje a las víctimas en cada aniversario, la ausencia de justicia concreta y la falta de responsabilidad penal para los condenados mantienen viva la herida de esta tragedia en la memoria del país. Cada nuevo aniversario renueva el pedido de “ju5t1cia” por parte de los sobrevivientes y familiares de las víctimas, recordándonos que la lucha por la seguridad y la responsabilidad continúa.
