Salta 2141: “Yo vivía frente a la torre que explota”

A 11 años de la explosión de Salta 2141, Gonzalo María Povolo habló con RLC Noticias y nos contó su historia.

Salta 2141: “Yo vivía frente a la torre que explota”

El 6 de agosto de 2013 en una mañana común y corriente en Rosario se vivió un momento que marcó la ciudad para siempre. Un día como hoy, pero hace 11 años atrás, se produjo la explosión en el edificio de Salta 2141. La misma dejó 22 muertos y 62 heridos y una herida que el tiempo intenta curar. 

“Yo vivía frente a la torre que explota, mi contrafrente daba frente a la torre”, dice Gonzalo María Povolo, sobreviviente de Salta 2141. Y el relato continua: “Estaba durmiendo porque a las 11:30 entraba a trabajar. Me despierta un ruido muy fuerte como si fuera la bocina de un barco bajo el agua”. 

“Cierro la ventana y el ruido sigue, decido levantarme y entrar a ducharme. De pronto explota atrás, la habitación donde dormía. Luego va hacia adelante la onda expansiva dónde todo mi edificio y departamento se empieza a sacudir. El baño daba a espaldas y fue el único lugar del departamento sin romperse”, contó Povolo. 

“Yo vivía en el séptimo piso. Cuando frena todo entra el perro con una vecina de unos pisos más arriba y me dice que salgamos. Cómo estaba en boxer, saltando en una pata, porque estaba todo destrozado y vidrios por todo el departamento no creí que lo pudiera hacer. Mi puerta ventana toda rota, la torre desmoronándose y veo como aplasta a 2 personas que estaban pidiendo ayuda. Allí reacciono y salgo corriendo por las escaleras porque el ascensor se había torcido”, es parte del relato de Gonzalo. 

“Ahí reacciono y me pongo un montgomery y un pantalón. Salgo corriendo del edificio que estaba por Balcarce, luego quise volver a entrar y ya no me dejaron. Ese fue otro tema porque me robaron dinero y cosas”, contó Gonzalo María Povolo. Esta es parte de su historia, esa que hoy lo deja como sobreviviente de uno de los eventos más traumáticos que sucedieron en Rosario.

¿Sabes qué significa reconstruirse después de una tragedia? Significa volver a armar los pedazos de tu alma, encontrar nuevamente el sentido en la vida. Y eso es exactamente lo que he estado haciendo durante estos 11 años.

En este tiempo de resurgimiento, he descubierto que lo que hoy parece difícil, mañana puede convertirse en el tesoro más valioso… La vida es un tesoro, un regalo que debemos abrir cada día. Aunque a veces es duro y el dolor puede ser intenso, vale la pena.

Durante estos 11 años, he estado reconstruyendo los fragmentos de mi ser interior. Es como armar un rompecabezas sin tener la imágen completa. A veces siento que falta algo, que hay una pieza que no encaja. Pero sigo intentando, sigo buscando.

El 6 de agosto se cumplen 11 años desde aquel día que cambió mi vida para siempre. Un día que me enseñó que, aunque la vida es frágil, el espíritu humano es capaz de superar cualquier obstáculo.

Desde aquel momento en que mi mundo espiritual, material y carnal se desmoronó, decidí levantarme y luchar todos los días. En lugar de rendirme, elegí reconstruirme, sanarme y seguir adelante, cueste lo que cueste.

Son 11 años de batalla contra el sufrimiento y el proceso personal, de intentar eliminar el dolor, la angustia y la desesperanza. Pero también han sido 11 años de crecimiento, aprendizaje y fortalecimiento. Aunque mis sentidos a veces se nublan y mi corazón busca respuestas, he encontrado en este tiempo un propósito y una misión.

Hoy, después de 11 años, puedo decir que me siento vivo. Vivo con un propósito, con una misión, para recordar, honrar e invitar a la armonía, la unión y la justicia. Vivo para demostrar que no me rendí, que no me callé y que no me doy por vencido.

Mi historia es una historia de supervivencia, resiliencia y esperanza. Es una prueba de que, aunque la vida nos golpee con fuerza, podemos levantarnos y seguir adelante. Aunque la oscuridad nos rodee, siempre podemos encontrar la luz y seguir caminando.

Comparto mi historia para inspirar a otros a encontrar la fuerza y la valentía para superar sus propios desafíos. Para recordarles que no están solos, que hay esperanza y que siempre hay una salida.

Cada día es un nuevo desafío, cada momento es una oportunidad para crecer. Pero también es un recordatorio de lo que perdí, de lo que nunca volverá a ser igual.

Seguiré haciendo justicia, paz, unión y justicia desde el lugar que me toque estar. La vida es un viaje, un camino que debemos recorrer. Y aunque haya obstáculos y desafíos, debemos seguir adelante. Vivir es sentir, vivir es amar, vivir es sufrir. Vivir es un regalo que debemos abrir cada día.

Firma: Gonzalo María Povolo 

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