Se trata de un joven de 23 años. El pasado martes fue al hospital de Villa Regina de Cipolletti porque le dolía la muela y a las pocas horas de que le aplicaran un inyectable falleció.
Los resultados preliminares de la autopsia indicaron que el chico murió por un edema pulmonar agudo, pero su familia asegura que no presentaba ningún síntoma de ese cuadro y denuncia la mala praxis del centro de salud.
Diego Soto, la vícitma, había ido el martes por la noche a la guardia del hospital de la ciudad rionegrina por un dolor de muela y los médicos le dieron una inyección con diclofenac y dexametasona para aliviarle el dolor. A la madrugada, mientras dormía con su pareja, se despertó preocupado porque el cuerpo no le respondía: su familia decidió llevarlo al hospital -ya que la ambulancia no llegaba- y allí lo tuvieron en observación, hasta que tuvo un paro cardíaco y murió.
La familia comenzó las averiguaciones y a sospechar del tipo de atención que tuvo en el hospital cuando lo inyectaron. “(Diego) Era sano. Le habían hecho todos los estudios para entrar a la empresa. Le gustaba hacer deportes, hacía bicicleta y le gustaba salir a correr, era una persona muy activa”, comentaron.
Actualmente, la causa es investigada por el Ministerio de Salud provincial y las autoridades del Hospital de Villa Regina trabajan para determinar lo que realmente sucedió.
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