La rebelión del grupo Wagner, encabezado por Yevgueni Prigozhin, ha generado tensiones en el régimen del presidente Vladimir Putin, según afirmaciones del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Durante el caótico sábado, Prigozhin lideró una marcha de tropas hacia Moscú, lo que ha dejado al descubierto “auténticas grietas” en la autoridad de Putin. A medida que la normalidad comienza a regresar a Rusia, tanto los combatientes de ambos bandos como la población en general están volviendo a sus actividades habituales.
Hasta el momento, se desconoce el paradero de Prigozhin, quien fue visto por última vez el sábado saliendo de Rostov. Sin embargo, se ha llegado a un acuerdo con el Kremlin en el que se establece que no será procesado y se exiliará en Bielorrusia. La televisión estatal rusa Rossiya difundió una entrevista grabada el 21 de junio con el presidente Putin, en la que afirma que sigue confiando en cumplir sus planes relacionados con la “operación militar especial” en Ucrania.
La situación en Rusia genera reacciones tanto a nivel nacional como internacional. Finlandia y Suecia han expresado su preocupación ante los “profundos conflictos” y la “grave situación” en Rusia. Por su parte, el empresario opositor ruso Mijaíl Jodorkovski ha instado a apoyar la rebelión del grupo Wagner, argumentando que el verdadero enemigo no está en Kiev, sino en Moscú. En contraste, Ucrania celebra la rebelión como un signo del colapso de Putin y una muestra de la autodestrucción de Rusia.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia adverte a Occidente que no se aproveche de la rebelión de Wagner. Asimismo, el Ministerio de Defensa ruso llamó a las fuerzas de Wagner a regresar a sus puntos de “despliegue permanente”. Por otro lado, el Ministerio de Defensa ha negado los informes sobre un ataque a las fuerzas de Wagner, calificándolos de falsos.
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