Los costos cambian cada dos semanas, lo que provoca que las cartas se actualicen con mayor frecuencia y a veces incluso semanalmente.
La inflación en el país aumentó en los últimos meses, lo que llevó a desajustes en varias actividades, incluido el sector gastronómico. Según un relevamiento de fuentes periodísticas, la mayoría de los bares y restaurantes se ven obligados a aumentar los precios cada 15 días, en comparación con los aumentos que solían hacer cada dos meses.
En algunos casos, incluso se realizan aumentos semanales. Además, muchos establecimientos están cambiando la forma en que presentan sus cartas, optando por utilizar códigos QR o escribir los precios con fibrones indelebles o lápiz para facilitar la remarcación. Otros, realizan aumentos mensuales para evitar ajustar los precios con tanta frecuencia.
Pese a los incrementos, no se reportó escasez ni falta de stock en productos básicos, por lo que aún no se remplazó ingredientes en los platos como sucedió en el pasado. Cuando el precio de un producto se dispara, los establecimientos suelen reflejar ese aumento en el menú. Sin embargo, los clientes perdieron la noción de precios y es difícil determinar si algo es barato o caro.
Existe una gran dispersión en los valores de los mismos productos entre diferentes negocios, con diferencias de hasta un 30 o 40%.
En medio de la precaución y la protección de la rentabilidad comercial, los establecimientos gastronómicos están enfrentando este periodo de incertidumbre. Tienen la esperanza de que la situación macroeconómica mejore después de las elecciones, pero al mismo tiempo reconocen que el consumo se mantiene de alguna manera a pesar de la inflación. El tiempo pasa rápidamente y solo queda aguantar y resistir.