De acuerdo con los datos del Fondo de Asistencia Educativa (FAE), se denuncia un promedio de 20 asaltos a colegios por mes.
La mayoría de estos hechos ocurren en las escuelas ubicadas fuera de los bulevares de la ciudad y los delincuentes buscan llevarse elementos de cobre como tendidos eléctricos, bombas de agua o conductos de acondicionadores de aire.
El presidente del FAE, Rubén Rosa, advierte que estas instituciones son de vital importancia para los barrios, por lo que reclama políticas para prevenir estos robos. Una de ellas sería conectar las cámaras de seguridad de las escuelas a la central policial para que los agentes puedan intervenir de forma inmediata ante un asalto o robo.
En el primer semestre del año ya se invirtieron unos 22 millones de pesos para reparar e instalar elementos robados en las escuelas. Rosa señala que el robo de bombas de agua es uno de los más frecuentes y que hay que solucionarlo rápidamente, ya que si la escuela se queda sin agua no se pueden continuar las clases.
El FAE administra el presupuesto municipal destinado a equipar y mantener los edificios escolares de la ciudad. Desde la organización se plantea la necesidad de proteger a estas instituciones que son fundamentales para la comunidad educativa y los barrios en los que están ubicadas.
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