El bloque oficialista de Milei se alineó a la CGT y decidió no acompañar el dictamen de la reforma laboral que impulsaba el radicalismo.
En una maniobra que sorprendió al Congreso, Javier Milei decidió no apoyar la reforma laboral que se debatía en la Comisión de Legislación del Trabajo. La medida, que incluía cambios en la ley de asociaciones sindicales, limitaciones a los mandatos y la prohibición del cobro compulsivo de cuotas sindicales, quedó sin chances de avanzar luego de que La Libertad Avanza (LLA) retirara su apoyo en el último minuto.
Opiniones
“El bloque de Milei nos había asegurado su respaldo, pero finalmente recibimos la orden de que no iban a acompañar, y sin ellos no tenemos mayoría posible”, lamentó el diputado radical Martín Tetaz, presidente de la comisión. La decisión fue tomada por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien priorizó mantener la buena relación con la Confederación General del Trabajo (CGT).
Tetaz, que había consensuado un proyecto que implicaba una serie de cambios históricos en la estructura sindical, denunció: “Hace 40 años que esperábamos esta reforma. Creímos que el Gobierno estaba del lado del cambio, pero se alinearon con quienes generaron todos los problemas”. Entre las propuestas, se destacaba la prohibición de reelecciones indefinidas en los sindicatos, la obligación de presentar declaraciones juradas, y la flexibilización en el manejo de las obras sociales, permitiendo a los trabajadores elegir su prestador de salud.
Romper lazos
El pacto con la CGT fue oficializado en el plenario por Alida Ferreyra, secretaria de la comisión y diputada de LLA, quien hasta el lunes sugirió modificaciones al dictamen. Sin embargo, a último momento anunció que no lo apoyarían, dejando sin cuórum la votación.
Desde el PRO se vieron obligados a emitir un comunicado para aclarar su postura: “El bloque PRO ratifica su apoyo al dictamen del Proyecto de Ley sobre Democracia Sindical, que será tratado en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados”. Sin embargo, reconocieron la dificultad de avanzar sin el respaldo de Milei y de Unión por la Patria.
El proyecto de reforma contaba con 29 iniciativas, de las cuales 28 buscaban reducir el poder de los dirigentes sindicales. La excepción era una propuesta de Hugo Yasky, orientada a proteger a los delegados en sus puestos de trabajo. Sin el apoyo del bloque de Milei y con la resistencia de sectores como Encuentro Federal, el socialismo y partidos provinciales afines a los gremios, la reforma se archiva.
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