Rosarinas y rosarinos se anotaron en los cursos de remería, estampería, moldería base, transformaciones y serigrafía y sublimación que ofrece la institución en su sede de Garibaldi 871.
Desde su apertura a fines de julio, la Escuela de Diseño de Indumentaria y Producción textial de la Municipalidad de Rosario ya recibió más de 300 inscripciones para los distintos cursos que se ofrecen en calle Garibaldi 871.
El espacio abrió sus puertas el 28 de julio pasado. Desde ese momento, hubo un antes y un después porque, por primera vez, la iniciativa tiene un lugar de referencia pero sin perder el espíritu itinerante que la vio nacer.
Remería, estampería, moldería base, transformaciones y serigrafía y sublimación son algunas de las actividades cortas y con título de certificación que se dan a lo largo del año. Cabe remarcar que se realizaron varios llamados a inscripción porque los cupos se agotaron rápidamente. Todos los cursos son gratuitos y se pueden consultar a través del Instagram de la escuela.
En el último llamado se anotaron más de 300 personas para las diferentes propuestas que se ofrecen. Cada perfil es único y eso es parte de la construcción sociocultural del espacio: la diversidad y heterogeneidad.
En una sociedad donde el estigma y la exclusión son una realidad, la capacitación es una herramienta clave para lograr una verdadera transformación.
“Hay mucho para desarrollar en relación al diseño, su contexto histórico, las corrientes artísticas y la promoción de la moda circular y sustentable. La escuela ofrece una formación muy completa y diversa. Es inspirador ver a personas que, a pesar de las dificultades, buscan capacitarse y ayudar a otros en su comunidad”, resaltó Darío Ares, coordinador y docente del espacio.
Otro de los puntos destacados del proyecto es, además de las capacitaciones, el acompañamiento para la profesionalización de sus productos: “Muchas personas ya tienen un emprendimiento y acá adquieren las herramientas para poder comercializarlos”, destacó Ares.
Este año, además, la escuela llegó a la Unidad N° 5 de la cárcel de mujeres donde se brindan cursos de lencería. Esta acción se da en colaboración con la coordinación de trabajo carcelario de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Hilos que conectan
Alberto Garza tiene 65 años y es jubilado de la policía. Descubrió la pasión por la costura luego de enviudar, ya que necesitaba un ruedo para su pantalón: “Le pedí a mi hija que me ayudara a hacerlo, pero no quedé muy conforme con el resultado; así que pensé que no tenía por qué estar haciendo estos pedidos y me anoté en los cursos, el primero que hice fue de Lencería”, explicó Alberto, que no solo demuestra su curiosidad e inquietudes sino que pone en acción todo aquello que lo moviliza e invita a hacer.
Como tantas otras personas, Alberto pudo descubrir su pasión por la costura y hoy no se pierde ningún curso. Cuenta que quiere continuar con la moldería para complementar sus estudios y que ya se lució con varias prendas que confeccionó para su gente cercana como bikinis, vestidos, entre otras. Es una persona que no se detiene, su espíritu de lucha lo lleva a explorar territorios desconocidos, hacer nuevas amistades y vínculos y sobre todo “seguir adelante a pesar de las adversidades”, señaló.
Aylén Rodríguez tiene 37 años y viene de una familia de artistas de diferentes disciplinas que la ayudaron a nutrirse de múltiples miradas y tomar algo de cada persona para luego transformarlo, a través de su matiz, en una producción propia.
Ella estudia la licenciatura en Bellas Artes y es ayudante en una cátedra vinculada a la producción textil. Hace años que toma cursos en la escuela de Diseño de la Municipalidad y ahora se inscribió en el de sublimación (que comenzó el 31 de agosto).
Su objetivo es profesionalizarse desde una perspectiva humana y artística: “Me interesa producir de otra forma y está bueno formar parte de propuestas colectivas porque estos espacios te vinculan con personas y realidades que de otra forma no sería posible. Estas actividades me permiten volver al pasado, desde otro presente para seguir formándome como profesional y también para construirme y transformarme como persona. Me parece muy lindo venir acá y ser parte”, afirmó.
Tanto Alberto como Aylén hablan de tenacidad, de amor, compañerismo. Estos testimonios demuestran que el aprendizaje de un oficio no solo implica adquirir habilidades técnicas, sino también la posibilidad de mejorar la calidad de vida propia y la de los demás. Sus historias se mezclan entre hilos, telas y costuras.
En los barrios
Además de la casa central en Garibaldi 871, la Escuela de Diseño continúa llevando las prácticas en algunos de los distritos de la ciudad, entre ellos:
Distrito Centro: Espacio Esmeralda Universidad Popular – UNR (Esmeralda 2541), los lunes de 9 a 11.
Distrito Sur: Centro Municipal Rosa Ziperovich, (Uriburu 637), los viernes de 9 a 11.
Distrito Noroeste: Estación Martínez de Estrada. Espacio en Red y Casa de Cultura (pasaje Cachi 1580 bis, altura Donado 1580 bis), los jueves, de 14 a 16.
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