El equipo de Guardiola se consagró por primera vez en su historia después de derrotar al Inter de Italia por 1-0 en Estambul.
En un partido por demás de chato desde lo futbolístico pero emotivo desde lo sentimental, el Manchester City dirigido por el incomparable Pep Guardiola se consagró campeón de la Liga de Campeones de Europa por primera vez en su historia.
Sin la solvencia que caracteriza el juego del equipo londinense, que lo trajo hasta aquí y que lo ponía como favorito, el City golpeó en el momento oportuno con un gol de Rodri a los 23 minutos del segundo tiempo, sufrió y supo aguantar esa ventaja hasta el pitazo final. Fue complejo el partido desde lo estratégico, porque el Inter sorprendió con intensidad desde el inicio. A la dupla Martínez-Dzeko se agregó Barella para presionar alto y no dejarle construir juego a los tres centrales del Manchester. Inter presentó pelea y fue un más que digno rival, y si bien tuvo múltiples chances de empatar después del gol, no tuvo la cuota de fortuna para hacerlo.
Hablamos de fortuna porque fue un acto de azar que la pelota no haya entrado luego del cabezazo de Dimarco en el travesaño apenas dos minutos después o el tapadón del arquero Moraes frente a un disparo de la misma manera por parte de Lukaku a centímetros de la valla.
Es la primera Champions que gana Guardiola fuera del Barcelona, y aunque los merecimientos no otorgan estrellas, hay que destacarlo: fue un justo campeón. No hubo goles de Haaland, ni un rendimiento determinante de De Bruyne, fue un triunfo construido en equipo, sin individualidades destacadas, quizás se puede mencionar a Bernardo Silva como la figura de los “citizens” en esta final.
Manchester City no para de ganar titulos, además del de hoy (el más importante de su historia), el club ganó también en apenas semanas la Premier League y la FA Cup, completando el trinomio de objetivos que se propuso el director técnico catalán.
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