Así lo dio a conocer un estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet. Se trata de un considerable aumento en la esperanza de vida a nivel mundial.
Desde 1990 se registró un incremento de 6,2 años en la esperanza de vida global. Este avance se atribuye a una reducción significativa en las tasas de mortalidad relacionadas con las principales causas de muerte conocidas hasta ahora. Esto es, la diarrea, infecciones de vías respiratorias inferiores, accidentes cerebrovasculares y cardiopatía isquémica.
Pese a los desafíos surgidos con la pandemia de Covid-19 (fines de 2019/principios de 2020), algunas regiones, como el Sudeste Asiático, Asia Oriental y Oceanía, experimentaron los mayores incrementos netos en la esperanza de vida durante este periodo. De hecho, alcanzaron un aumento de 8,3 años. Este logro se atribuye a la sólida gestión de la pandemia en estas áreas, que permitió preservar los avances obtenidos.
La pandemia, no obstante, tuvo un impacto considerable en otras partes del mundo. Desplazó al accidente cerebrovascular como la segunda causa de muerte a nivel global. Regiones como América Latina, el Caribe y África subsahariana fueron las más afectadas en términos de pérdida de años de esperanza de vida en el año 2021.
Sobre el estudio
El estudio GBD 2021 ofrece una visión detallada de la mortalidad por causas específicas, así como de los años de vida perdidos a nivel global, regional, nacional y subnacional. Además de identificar las enfermedades que impulsaron los aumentos o disminuciones en la esperanza de vida, el análisis también revela cómo los patrones de enfermedades han cambiado con el tiempo en diferentes lugares.
Es importante destacar los avances logrados en la prevención de muertes por enfermedades y lesiones importantes en ciertas áreas. No obstante, es una la necesidad intervenir en lugares donde persisten enfermedades graves. Por ejemplo, en 2021, las muertes por enfermedades entéricas se concentraron principalmente en África subsahariana y Asia meridional, mientras que la malaria sigue siendo un problema grave en algunas regiones de África.
Además de las enfermedades conocidas, el estudio también señala la creciente preocupación por enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades renales, que están en aumento a nivel mundial. Esta tendencia subraya la necesidad de abordar las desigualdades en el acceso a la atención médica entre países de altos y bajos ingresos.
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