El artista español recibió una condena por varios déficit tributarios y por gestionar tres sociedades irregulares de derechos de imagen.
Joaquín Sabina fue penado a abonar una multa de 2,7 millones de dólares por deudas tributarias relacionadas con su declaración de ganancias por derechos de autor y ciertas irregularidades en la formación de tres sociedades.
El Tribunal Supremo español rechazó una solicitud del cantautor, quien durante varios años batalló en la justicia para no realizar el pago de esa cifra, y dejó firme la sentencia de la Audiencia Nacional que determinó los números finales del pago.
Las autoridades del Tribunal indicaron que “no se fundamenta suficientemente que concurren alguno o algunos de los presupuestos” presentados por los representantes legales del músico para evitar la penalización.
Los períodos en cuestión, donde la justicia exige la regularización, son los comprendidos entre los años 2008 y 2010, en los cuales el español cedió sus derechos de imagen con varias anormalidades a tres sociedades que él mismo conformaba junto a su hija. Según las autoridades, así fue como se produjo el fraude, al rebajar la base imponible para su declaración de rentas, fraguando sus ingresos totales y distribuyéndolos en esas compañías.
Joaquín Sabina era socio mayoritario de las empresas llamadas “Relatores” y “Ultramarinos Finos”, mientras que su hija administraba la firma “El Pan de Mis Niñas”. Las tres manejaban sus derechos de autor, además de varias propiedades y otros bienes del artista.
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