Jefe del Banco Mundial apunta a la creciente proporción de deuda interna de los países

Malpass solicitó que los análisis de sostenibilidad de la deuda realizados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional reflejen esta situación y pedió medidas urgentes para impulsar los esfuerzos de reestructuración de la deuda soberana de los muchos países que se encuentran en dificultades o al borde de ellas.

La carga de la deuda de los países menos adelantados sigue aumentando y, en 2019, llegó a un récord de USD 744 000 millones. El Banco Mundial está trabajando para garantizar que los instrumentos de deuda complejos, como los acuerdos de swaps de monedas o de liquidez de bancos centrales, se registren en el conjunto de datos del IDS. Una mayor transparencia de la deuda ayudará a muchos países de ingreso bajo y mediano a evaluar y gestionar su deuda externa durante la crisis actual y a trabajar con los encargados de la formulación de políticas para establecer niveles y condiciones de deuda sostenibles.

Antes de la pandemia de COVID-19, el aumento de los niveles de la deuda pública ya era una causa de preocupación, especialmente en muchos de los países más pobres del mundo, tal como se analizó en el informe Four Waves of Debt, publicado en diciembre de 2019. Ante el pedido del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el Grupo de los Veinte (G-20) ratificó la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda en abril de 2020 a fin de ayudar a 73 de los países más pobres a gestionar el impacto de la pandemia. Sin embargo, la carga de la deuda sigue aumentando.

La acumulación de deuda en estos países avanzó casi el doble de rápido que en otros países de ingreso bajo y mediano en 2019. El saldo de deuda de los países elegibles para la DSSI ante acreedores bilaterales oficiales —segmento formado principalmente por países del G-20— alcanzó los USD 178 000 millones en 2019 y correspondió al 17 % de los flujos netos de deuda a largo plazo hacia los países de ingreso bajo y mediano. Dentro del grupo de acreedores del G-20, se han producido importantes cambios caracterizados por un notable aumento en los préstamos de los países miembros que son países de ingreso mediano. Por ejemplo, la proporción de China —que, por amplio margen, es el mayor acreedor— en el total combinado que se adeuda a los países del G‑20 ha aumentado del 45 % en 2013 al 63 % a fines de 2019. En el mismo período, la proporción de Japón —el segundo mayor acreedor del grupo—, se ha mantenido prácticamente igual, en un 15 %.

El aumento en la transparencia de la deuda es fundamental para la inversión productiva y la sostenibilidad de la deuda. El Grupo Banco Mundial ha pedido que se busque una transparencia total en las condiciones de la deuda y los instrumentos similares a deuda existentes y nuevos de los gobiernos de los países más pobres. Ha instado a acreedores y deudores a reconocer esta transparencia, de modo de facilitar un análisis que permita a los países encontrar niveles de deuda soberana que estén en consonancia con el crecimiento y la reducción de la pobreza.

Para lograr la sostenibilidad de la deuda a largo plazo, será necesario aplicar un cambio a gran escala en el enfoque mundial sobre transparencia de la deuda y las inversiones, según David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.

RLC Noticias de Rosario la ciudad

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