Explotando los beneficios del aceite de chía para la salud

Aunque diminutas, las semillas de chía, integradas en una dieta equilibrada, pueden aportar notables beneficios para la salud. ¿Cuáles son los componentes clave que hacen de estas semillas una adición valiosa a nuestra alimentación?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a adoptar una dieta saludable como defensa contra diversas formas de malnutrición y enfermedades no transmisibles. Estas son la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer, entre otras.

Las semillas de chía, cuando se incorporan de manera adecuada a una dieta balanceada, presentan componentes que pueden prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas. La Dra. Melinda Ring, especialista en medicina integrativa de Northwestern Medicine, destaca la naturaleza “increíblemente saludable” de estos pequeños granos como fuente de alimento natural.

¿Qué es la chía y cómo consumirla?

La semilla de chía, proveniente de la planta Salvia hispanica L, ha sido cultivada como alimento desde el año 3500 a. C. Incluso utilizada en ceremonias religiosas aztecas, estas semillas varían en color, desde negro hasta blanco. Aunque los expertos en gastroenterología desaconsejan consumirlas directamente debido a su impacto en la digestión, sugieren remojarlas en agua o leche vegetal para expandirlas y hacerlas más digestivas.

El aceite de chía ha ganado popularidad como alimento funcional gracias a su riqueza en antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos poliinsaturados (PUFA). Según el Instituto Nacional de Salud (NIH), la alta concentración de omega-3 en el aceite de chía puede ayudar a corregir la dislipidemia, un desequilibrio en los niveles de colesterol.

Los expertos resaltan que el consumo de chía puede reducir la presión arterial, la inflamación y los niveles de colesterol, favorecer la salud digestiva, ayudar en el control del peso y la diabetes, así como proteger contra enfermedades crónicas, mejorando incluso la ansiedad y la depresión.

Sobre el aceite: extracción y beneficios

La extracción del aceite de chía implica mezclar las semillas molidas con agua caliente y hervirlas. Este proceso permite que el aceite flote y sea recolectado. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sugiere buscar una emulsión para extraer aceites vegetales, donde las semillas se mezclan con agua caliente y se forman pastas que luego se prensan.

Según profesionales, las semillas de chía contienen un alto contenido de ácidos grasos alfa-linolénicos (ALA) y el 60% del aceite de chía proviene de ácidos grasos omega-3. Estos ácidos grasos esenciales han demostrado beneficios para la salud cardiovascular, como la regulación del colesterol y la presión arterial, la prevención de coágulos sanguíneos y la reducción de la inflamación.

Además, el aceite de chía presenta propiedades antidiabéticas, antiinflamatorias, antioxidantes y anticancerígenas. Estudios también sugieren que el aceite de semilla de chía tópico puede ser beneficioso para tratar problemas de piel, como el prurito asociado a la enfermedad renal terminal.

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