Fue presentada en un programa de televisión español. Recrearon las voces de familiares fallecidos para permitir que los participantes conversen con ellos.
El programa de televisión español “El Hormiguero”presentó un segmento donde hicieron uso de inteligencia artificial para recrear las voces de personas ya fallecidas. Los participantes pudieron así “interactuar” con familiares que ya no están en tiempo real.
El objetivo de este experimento era explorar el proceso de duelo y la aceptación de la pérdida. El programa generó un gran debate sobre los límites éticos y emocionales de este tipo de tecnologías.
La prueba
En el programa, se solicitó a voluntarios que enviaran audios de sus familiares fallecidos para luego interactuar con ellos a través de la inteligencia artificial. A pesar de saber que estaban hablando con una recreación computarizada, los participantes se emocionaron al escuchar las voces de sus seres queridos y respondieron como si estuvieran conversando con ellos en persona.
Sin embargo, el experimento también despertó críticas y preocupaciones. Muchos usuarios en redes sociales consideraron que este tipo de experiencias podría interferir en el proceso natural de duelo y contribuir a la negación de la pérdida. Algunos compararon la iniciativa con un episodio de la serie “Black Mirror”, donde sucede algo similar.
Las reacciones fueron variadas, pero predominó la opinión de que este experimento podría tener repercusiones negativas en la salud mental de quienes participaron, sugiriendo que jugar con la ilusión de hablar con un ser querido fallecido podría generar traumas y problemas psicológicos a largo plazo.
Opiniones de especialistas
“Un trauma es una situación repentina e inesperada, imposible de manejar por una persona que no tiene herramientas para afrontarlo y que perturba su bienestar”, dijo Violeta Laurenti, psicóloga clínica M.N. 50366. “En este caso, los participantes, al saber que van a escuchar la voz de su familiar que ya no está, están un poco protegidos: hay expectativas y saben lo que va a pasar. Pero eso no quiere decir que después se despierten emociones con las que sea difícil lidiar”, agregó.
“Los procesos de duelo suponen la elaboración de la pérdida y la transformación de los vínculos. Al crear una comunicación que no existe, se interfiere en ese proceso”, explicó. “Hablar con un muerto, es decir, tener una conversación que no existiría en la realidad, supone inevitablemente una disrupción en la lógica temporal y psíquica que requiere un duelo y en la diferenciación entre lo que era el vínculo con esa persona antes y después de la muerte”.
“No se puede ser concluyente sobre daños irreparables para algo que en la práctica no está estudiado formalmente todavía, o al menos no con suficiente evidencia. Pero sí es posible conjeturar que cualquier instancia irreal sobre la que se crea verdad tiene un impacto psicológico que podría tener efectos desreguladores y consecuencias para la salud integral”, cerró.
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