La escena presentaba indicios de violencia. Según allegados, Blanco había sido amenazada debido a su denuncia por un caso de mala praxis en un hospital local.
El pasado sábado por la tarde, la periodista Griselda Blanco fue encontrada sin vida en su hogar en la localidad correntina de Curuzú Cuatiá, Corrientes. Si bien las primeras informaciones sugirieron un posible suicidio, investigadores de la Policía Federal Argentina (PFA) encontraron rastros de sangre en la escena y el cuerpo presentaba señales de violencia.
El cadáver de Blanco fue trasladado a la ciudad de Corrientes para realizarle la autopsia y las pericias correspondientes. En las últimas horas, la Policía Federal se sumó a la investigación liderada por la fiscal María José Barrero Sahagún. Hasta el momento, la expareja de Blanco es el único detenido en el marco de las indagaciones que buscan determinar si se trata de un posible femicidio.
Colegas cercanos a la conductora de radio afirmaron que recibió fuertes amenazas en los últimos días. La última publicación realizada por la periodista horas antes de su muerte hacía referencia a la denuncia por mala praxis contra el hospital civil “Fernando Irastorza”, donde una joven identificada como Débora Serrano, amiga de Blanco, perdió la vida tras recibir atención médica. Fuentes periodísticas y allegados aseguran que Blanco no solo estaba enfrentada a las autoridades del centro de salud, sino que también tenía “fuertes diferencias” con los jefes policiales locales.
“Justicia por Débora Serrano. Murió en el hospital civil de Curuzú Cuatiá debido a una mala praxis. Que los culpables vayan a la cárcel, incluyendo a los directores del hospital. Juntos, unidos, todo el pueblo en busca de justicia, y realizaremos una protesta frente al hospital de la muerte. Si te sumas, contáctanos. Todos por Débora Serrano”, rezaba la publicación.
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