Se trata de un síntoma que puede presentarse hasta dos décadas antes de su diagnóstico definitivo.
La Organización Mundial de la Salud estableció el 11 de abril como el Día Mundial del Parkinson en 1997. La fecha es en honor al nacimiento del neurólogo británico James Parkinson, quien describió la enfermedad por primera vez en 1817 como una “parálisis agitante”. Desde entonces, se realizan actividades alrededor del mundo para concientizar sobre esta enfermedad neurodegenerativa que afecta los movimientos.
El Parkinson es una condición que involucra la degeneración neuronal, afectando la coordinación de los movimientos debido a la disminución de dopamina en el cerebro. Su prevalencia es del 0,3 % en la población general y del 1 % en personas mayores de 60 años, siendo más común en hombres.
Sobre la hiposmia
Los síntomas premotores, que aparecen mucho antes de las manifestaciones más evidentes de la enfermedad, incluyen pérdida de olfato, trastornos del sueño REM, estreñimiento y depresión. Vale destacar que la hiposmia, o reducción en la capacidad de detectar olores, es particularmente significativa, ya que precede a los síntomas motores por hasta 20 años.
La relación entre la hiposmia y el desarrollo del Parkinson es sólida. Existen estudios que muestran que entre el 60 y 90 % de los pacientes presentan déficit olfativo. Este déficit puede variar en intensidad y tipo, pero se considera un marcador biológico importante de la enfermedad.
El sentido del olfato es fundamental para detectar situaciones de peligro como la presencia de gas o humo, disfrutar de la comida y prevenir intoxicaciones, además de ser crucial en las relaciones interpersonales. Por ello, es vital descartar causas comunes de hiposmia, como rinitis o alergias, para considerar la hiposmia como un síntoma temprano de Parkinson y comenzar estudios y tratamiento de forma temprana para mejorar la calidad de vida del paciente.
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