En un partido chato y peleado el local se llevó el encuentro por un golazo de Ignacio Malcorra de tiro libre a los 41 del segundo tiempo.
Decir que los clásicos son partidos distintos e independientes a la realidad de cada equipo puede parecer una frase trillada, pero es tan trillada como cierta.
Usualmente jugadores que vienen con un bajo rendimiento en esta clase de encuentros suelen destacarse y aquellos que son figuras se ven sobrepasados por el peso específico de un clásico. No hay lógica que valga.
Y los protagonistas de ambos clubes lo saben.
El local llegó a esta fecha especial con un andar muy irregular y Newell’s con un panorama muy similar, ambos con derrotas en la fecha previa.
Apenas pitó el árbitro Central intentó adueñarse de la posesión y tuvo sus chances más claras, primero con un cabezazo de Quintana y luego con un remate de Toledo.
Sin embargo la lepra no se quedó atrás y Brian Aguirre tuvo su oportunidad luego de una mala salida de Broun que casi le regala la ventaja a la visita.
Minutos más tarde Christian Ferreira remató desviado cerca del palo del guardameta centralista.
Llegó el entretiempo y el empate era justo, a pesar de las pocas situaciones de gol, fue más lo que se peleó que lo que se intentó jugar.
En la segunda etapa Maximiliano Lovera tuvo una chance inmejorable pero remató muy alto y el paraguayo Jorge Recalde casi sorprende a Jorge Broun con un remate de cabeza.
Miguel Russo metió a Malcorra, Martínez Dupuy y Oviedo mientras que Heinze mandó a la cancha a Schor, Martino, Pablo Pérez y Rossi para acomodar el mediocampo.
Cuando el cotejo parecía diluirse en un cero gigante como el estadio, una corrida de Dupuy terminó en falta y Malcorra desde metros adelante de la medialuna clavó un auténtico golazo para el 1-0 final y delirio de todos los canallas.