La economía argentina enfrenta una caída del 10% del consumo, mientras los precios podrían frenar su escalada ante las nuevas importaciones.
Los supermercados se enfrentan a una caída alarmante en sus ventas. La Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario (Casar) confirmó que durante el pasado febrero, las ventas descendieron en un 10%, una cifra que pone en alerta a todo el sector.
Este fenómeno se atribuye principalmente a la pérdida en el poder adquisitivo de los consumidores. Así, las empresas proveedoras se ven obligadas a moderar las habituales remarcaciones de precios. Según señala Sergio López, secretario de Casar, “muchas empresas se aprovecharon de la situación, pero el consumidor argentino está cada vez más selectivo, buscando alternativas ante los aumentos desmedidos”.
Además de los salarios que no alcanzan, se suma a este panorama la nueva medida gubernamental de importar productos de alimentación básica con la esperanza de generar competencia y equilibrar los precios en el mercado local. Sin embargo, esta medida generó rechazo entre los industriales santafesinos, que temen que afecte gravemente a la producción nacional y al empleo.
Sin embargo, este aparente freno en los precios podría durar poco, ya que están previstos aumentos en tarifas de servicios públicos y combustibles. Estos ajustes podrían revertir la tendencia a la baja en el índice de precios al consumidor (IPC), que registró una leve desaceleración en febrero.
Caputo y los supermercados
Por otro lado, el ministro de Economía, Luis Caputo, cuestionó a las grandes cadenas de supermercados que “ofrecen promociones que distorcionan los precios reales” de los productos. Según Caputo, estas prácticas contribuyen a mantener la inflación en niveles elevados.
Según el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz, la inflación en supermercados santafesinos fue del 12,7% en febrero, un indicador que refleja la desaceleración en comparación con meses anteriores, aunque aún se mantiene en niveles altos.
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